Mundo imaginario
Buscar respuestas en la ciencia para tratar de entender cómo funciona la mente de los niños cuando nos participan de sus invenciones y amigos imaginarios es la premisa de este nuevo proyecto de Baltazar Tokman. Al apelar a la disociación como recurso para explorar el universo de una niña y sus amigos imaginarios, surge la presencia de un mago y psicólogo, una vez más el artificio del cine en el medio de una posible investigación, que recoge experiencias y testimonios para tensar las relaciones entre la ciencia y la fe; entre el esoterismo y la pseudo espiritualidad.
Tokman encuentra en la riqueza de la imaginación de una niña -que sabe también manipular las situaciones- la puerta para adentrarse en su pasado de niño y a veces generar empatía, a la vez que distancia con una galería de personajes que por momentos demuestran rasgos de pintorequismo, a veces ridiculez pero nunca con intenciones burlonas o arrogancia intelectual detrás del pretexto del artificio.
Por momentos, la propuesta pierde el sentido y por otros redunda en un mismo planteo, que no la deja avanzar a terrenos más fértiles y profundos que hacen a la necesidad de intentar comprender algo que no es explicable en términos racionales.