Peter Paul Weinschenk, nació en Berlín en 1910. Hijo de un grabador de gran estilo, en la escuela de William Morris, después de muchas peripecias artísticas (en la Bauhaus) y de las otras como la fatal llegada del nazismo, terminaría siendo uno de los maestros de la dirección de fotografía del cine argentino.
A partir de un encuentro fortuito con su hijo Henry, Montes-Bradley se interesa por su historia y desenreda los orígenes de quien supo ser uno de los más destacados iluminadores como se le decía entonces, maestro de maestros.
En 1937 llegó exiliado a Buenos Aires, luego de un paso por España, donde fue camarógrafo junto a la columna Durruti durante la Guerra Civil (se incluye hacia el final de este documental, ese trabajo).
Su foja de servicios en lo que hace a clásicos del cine nacional incluye los Prisioneros de la tierra, de Mario Soffici (1939); Vidalita, de Luis Saslavsky (1949); Si muero antes de despertar y No abras nunca esa puerta, de Carlos Hugo Christensen (1952); Cita en las estrellas (1949) de Carlos Schlieper; La quintrala de Hugo del Carril (1955). Innovador, como otros maestros como John Alton, aportó su arte y oficio a una industria ávida de saber y crecer, con destacados talentos como serían Ricardo Younis, Alberto Etchebehere, Aníbal González Paz y posteriormente Félix Monti entre tantos.
Tabernero durante el rodaje en exteriores de Vidalita,de Luis Saslavsky
El documental se centra básicamente en la vida europea de Tabernero, que reconstruye con minuciosidad, acompañando en el recorrido a Henry, también productor de la película. Edificios, material gráfico, testimonios, hacen el visionado de esta pesquisa un placer de real interés. El material de archivo, alguno coloreado digitalmente y otro inédito de color como las impactantes imágenes del puerto de Buenos Aires, es de excelente calidad.
Salvo algunos testimonios, se deja un poco en un segundo plano la experiencia argentina. Al respecto se habla del temor comprensible ante la presencia nazi y posibles persecusiones a los judíos, lo que le llevó a adoptar la castellanización de su apellido. No se aclara que lo mejor de la carrera argentina aconteció durante los años del peronismo en el poder. Faltó un poco de profundidad ahí más allá de sentar una postura política. También se menciona muy al pasar su experiencia norteamericana (se fue en 1967), donde fue un muy destacado especialista en color durante las décadas siguientes. Sí, como dijimos, se incluye el corto español, in extenso, lo que pese a su gran valor, desmerece un poco el relato del buen documental detectivesco que venimos mirando. En suma, un ensayo, o parte de un ensayo que nos deja con ganas de seguir conociendo más sobre está figura destacada de la historia del cine argentino. Echando luz sobre esa historia a veces olvidada, lo que ya de por sí es valioso.