Dos amigos (Ladislao y Nazareno) buscan un huemul (especie en peligro de extinción) a través de bosques, montañas, lagos, en el bello paisaje del sur argentino. Hay en ellos una necesidad de dar con la criatura, porque para los mapuches, es el símbolo vivo de una nobleza que debería ser protegida y corre riesgos de ya no existir.
Comprobar que sigue en su hábitat, sería señal de que la resistencia al avance depredador (del hombre blanco) todavía sigue en pie. Este huemul, no es sólo una curiosidad.
Dice uno de los protagonistas (Orozco), "quiero conocer a un huemul porque está desapareciendo. Igual que los nativos de acá. Así como hicieron con la gente cuando hubo órdenes de Roca de matar y extinguir".
El sentimiento que pone en juego, marca a las claras que la cultura aborigen está dispuesta a luchar por la permanencia de su identidad con las armas a su disposición. Dar con ese hermoso animal, es reecontrarse con la esperanza.
Y en esa vuelta, pensaba, lo importante no es dar con ella (como las utopías) sino valorar el camino que uno realiza para acercarse a su meta. Es lo que realmente define la madera de la que estamos hechos. Juan Carlos Kantor elige que en su documental seamos acompañantes de este dúo en búsqueda, pero no al estilo veloz, impersonal o voraz con el que vivimos en nuestro día a día.
Propone otro ritmo, enfoca desde un ángulo diferente, invita a seguir el trayecto, pausadamente. Apreciando el paisaje, bellamente fotografiado, escuchando los sonidos de las alturas, participando en las charlas que Ladislao y Nazareno tienen para dilucidar que camino seguir.
Digamos que para encuadrarnos en este trabajo, debemos despojarnos de nuestro espíritu citadino. Y estar dispuesto a adentrarnos en esta cuestión de apreciar desde la observación curiosa y pura. Sin interferencias. ¿Importa si damos con el huemul? Supongo que no.
El valor de esta búsqueda va más allá de llegar a obtener la recompensa fìsica. Lo que nos queda, es el recorrido y lo que en él hemos vivido. Kantor juega con una realidad difícil de abordar para el espectador corriente, ya que no hay camino prefijado ni parece haber indicios firmes para dar con el ejemplar buscado y eso hace que de a ratos, el documental pierda algo de interés y cueste llegar al final de la aventura.
Su naturalismo es un poco árido si no tenés rodaje en la degustación de este tipo de material, pero es válida su propuesta y es un viaje interesante, para quienes estén dispuestos a esta búsqueda.