Apenas algunas huellas
Es difícil decir que Buscando al huemul es mala o incluso fallida en su apuesta. Su verdadero problema es que es poca, escasa. Su propuesta se agota y da la sensación de quedar estirada a pesar poseer una duración de unos 75 minutos.
No deja de ser paradójico que esto suceda, porque Buscando al huemul despliega varios tópicos de análisis a partir de su premisa, centrada en Nazareno, quien pretende encontrar al huemul, un animal de la Patagonia que está casi extinto, con la ayuda de un mapuche, Ladislao. En primera instancia, a través del paralelismo entre el huemul como un animal a punto de desaparecer y Ladislao, quien pertenece a una tribu, a una forma de vida que lucha por mantenerse viva. Luego también dejando entrever toda una serie de problemáticas referidas a la identidad, la relación histórica del hombre blanco con los pueblos originarios, el contraste entre el “desierto” y la “civilización” expresado a través de los paisajes, la perspectiva ecológica en nuestro país e incluso cómo se construye la representación en un documental que aparenta ser de pura observación pero que delata decisiones muy precisas de puesta en escena.
Pero lo cierto es que todo lo anteriormente mencionado está puesto mucho más por el espectador que por la película. No se está pidiendo que se presente todo ya digerido pero Buscando al huemul no construye de manera sólida su estructura de sentido. Apenas si coloca los cimientos, correctamente dispuestos, sí, pero en los lugares más predecibles. El film amaga con decir muchas cosas, pero al final peca no por acumulación sino por sustracción, con lo que sus imágenes, diálogos y discursos no consiguen impactar de la manera adecuada.
En consecuencia, Buscando al huemul es un poco como ese animal que le sirve de disparador argumental, pero en el mal sentido: nunca termina de hacer acto presencia, apenas si se intuye a través de algunas huellas cinematográficas y su carácter elusivo termina distanciando al potencial público.