Largometraje dirigido por Destin Daniel Cretton, basado en el aclamado bestseller de no ficción Just Mercy escrito por el abogado y activista Bryan Stevenson, donde cuenta la historia de su compromiso cívico y sus primeros pasos como abogado, mudándose a Alabama para representar legalmente a los reclusos condenados a pena de muerte que no contaron con la asistencia debida para el proceso judicial.
Esta historia inicia en 1987 con una persona afroamericana, de sexo masculino, de unos 30 años, trabajando tranquilamente como talador de árboles. Acto seguido, el mismo hombre es interceptado en su vehículo por un oficial de policía “blanco”, el cual procede a detenerlo denotándose en ello la xenofobia y el abuso de poder característico de la “blancura americana”. A partir de acá nos presenta a les espectadores lo que parece ser una trama ya vista, de una constante realidad que se repite cíclicamente en función de la brutalidad del sistema policial y judicial norteamericano.
Igualmente es un film que nos invita a la reflexión a través de los idealismos de un joven abogado “de color”, Bryan Stevenson (Michael B. Jordan), que comienza a involucrarse en una batalla histórica por la búsqueda de justicia social para los sectores segregados y del cual se siente parte. Por ello, después de graduarse de una institución como Harvard, decide dirigirse a Alabama para defender, ad honorem, a varios de los reclusos condenados a muerte.
Uno de sus primeros casos es el de Walter McMillian (Jamie Foxx), el talador de árboles que nos introduce a la historia; quien, en 1987, fue sentenciado a morir en la silla eléctrica por el asesinato de una joven “blanca” de 18 años, a pesar de la ausencia total de pruebas. Entonces, con la ayuda incondicional de la defensora local Eva Ansley (Brie Larson), Stevenson decide crear un centro de asistencia jurídica para hacerle frente a un sistema corrupto, pero mientras van investigando la sentencia y apelando, se ven envueltos en un sinfín de conflictos, repletos de racismo, amenazas, abusos sistematizados de poder y cinismo.
Los dos casos centrales de la película son los de Walter McMillian, detenido y condenado a muerte sobre la base de testimonios falsos y una ausencia casi total de pruebas, y el de Herbert Richardson (Rob Morgan), veterano de guerra que a causa de un síndrome postraumático profundo comete un delito y su caso fue abordado sin tener en cuenta dicha condición psiquiátrica, ni mucho menos su servicio al país.
Lo más interesante del film son las actuaciones, dado que formalmente se convierte en una especie de drama jurídico televisivo poco memorable; pero en la parte de los créditos, es donde todo se resignifica ya que nos entregan las imágenes documentales de les verdaderes personajes para así terminar de sacudirnos las tensiones e irnos a casa con muchas preguntas, lo cual es positivo. Y si bien EEUU aún cree que puede esconder su sentimiento de odio visceral hacia la comunidad afroamericana entregándonos algún que otro film protagonizado heroicamente por elles, el mundo entero sabe que las injusticias impartidas por nacimiento siguen vigentes y la historia del cine lo demuestra desde su creación hasta hoy.
Buscando Justicia es un drama acerca de la lucha racial y de clases sociales que existe en Norteamérica, y el mundo, y si no fuese por su elenco de talentosos actores y actrices interpretando un hecho verídico, pueda que la película pase desapercibida por los cines.