Justicia con pañuelos
En los años noventa hubo una explosión de señales que se sumaban a las grillas de los cableoperadores. Algunas de ellas se convirtieron en un éxito inmediato, como Hallmark, con su mezcla en dosis exactas de drama y romance, en miniseries y películas contadas de manera simple. En el último tiempo muchas películas y producciones de Hollywood han querido emular ese combinado, como la reciente Buscando justicia (Just Mercy: A story of justice and redemption, 2019).
El director Destin Daniel Cretton (El castillo de cristal) transita con golpes bajos y subrayados innecesarios la historia de Bryan Stevenson (Michael B. Jordan), un abogado que se dedicó a tratar casos de condenados a muerte, en los que descubrió negligencia judicial y abuso de poder. El relato se centra en el emblemático caso de Walter “Johnnie D” McMillian (Jamie Foxx) un hombre que es acusado por un crimen que no cometió y que fue víctima de todo el aparato estatal de Alabama.
El guion del propio Cretton decide narrar en paralelo las dos historias, la de Stevenson, convirtiéndose en un abogado defensor de la nada, con valores y honestidad impolutos e innegociables, y la de McMillian, un hombre de familia y trabajador que se ve envuelto en algo que nunca imaginó que le podía pasar y que lo ha obligado a mantenerse recluido en soledad. Entre ambos puntos, Buscando justicia opta por narrar con trazo grueso y clichés el derrotero de ambos hombres, uno a punto de morir y el otro que debe forjarse y hacerse valer en un medio que por su identidad y raza lo miraba con recelo, en una trama almibarada que busca desde el efecto sonoro la empatía por “lástima” en los espectadores.
A los mencionados intérpretes se suma Brie Larson, quien ha participado de las producciones previas de Destin Daniel Cretton, antes de convertirse en la estrella que hoy día es, y que aporta aquí una caricaturizada performance como la asistente de Stevenson, una madre soltera que lidia con la mirada estigmatizante de todos. Entre todos conforman algo así como una tríada de nobles luchadores, quienes se alinearán para salir adelante pese a todo, sabiendo que de resultar favorable la resolución sobre el veredicto de Stevenson se podrá avanzar en otros casos similares.
Todos los negros son culpables, los blancos son malos, los que acusan sin pruebas, los negros deben defender a los negros para evitar que se cumpla la pena de muerte, ideas que propone el relato y que por acumulación terminan ralentizando una propuesta convencional, que no logra superar su estructura esquemática y cuyo punto más débil es la interpretación de Michael B. Jordan, otrora protagonista de la saga Creed y que demuestra su incapacidad para llevar adelante por sí solo un relato dramático, alejado de la exposición de su cuerpo como impulsor de la historia. Por contraste Jamie Foxx deslumbra en cada escena en la que participa como ese condenado a muerte que sabe que ni siquiera la libertad le devolverá el tiempo perdido.