Película de juicio basada en hechos reales. Un género en sí mismo que suele dar productos sólidos y muy pocas novedades cinematográficas. Todo dependerá de la efectividad de la historia, de un director que no arruine los eventos y de un elenco sólido. Con esas cosas básicas cumple Buscando justicia (Just Mercy) y no mucho más, pero no mucho menos.
Bryan Stevenson es un joven abogado negro recién egresado de la Universidad de Harvard. De origen humilde, conoce las injusticias basadas en el racismo de policías y jueces. Decide abrir junto a su socia una oficina para revisar casos de sentenciados a muerte en Monroe County, Alabama. En ese entorno racista se encuentra con varios presos cuya condena a muerte es por lo menos dudosa. Pero un caso en particular, el de Walter “Johnny D” McMillian, inusualmente arbitrario. Encarcelado sin motivo, él fue acusado de matar a una joven mujer blanca y sentenciado a muerte. Sin pruebas y tan solo con un testigo dudoso, McMillian espera su ejecución en el corredor de la muerte.
El elenco de la película es sólido, la denuncia de racismo es indiscutible y lo único que le queda al espectador no es conocer la inocencia o no del protagonista –está claro que es inocente y la película no lo esconde- sino el saber si podrán cambiar el fallo y salvarle la vida. Efectiva pero sin especiales brillos, emociona y moviliza donde corresponde, en gran parte por su elenco y su historia, más allá de su narración y su denuncia completamente estándar.