Antes de partir
El film desarrolla una premisa que no, por poco original, deja de ser atractiva desde el punto de vista de la dramaturgia cinematográfica: la cuenta regresiva por la llegada inminente de un acontecimiento fatal. Tal como lo han reconocido varios teóricos sobre el cine, el recurso al plazo limitado como componente dramático ha sido un ingrediente insoslayable en varias de las producciones clásicas del cine.
En el caso que nos ocupa, se trata de un enorme asteroide que chocará en tres semanas con la Tierra, destruyendo toda forma de vida sobre el planeta. La trama narra precisamente esos últimos días de la humanidad a partir del encuentro fortuito entre dos personajes que acaban de romper vínculo con sus parejas respectivas.
Uno de los tópicos más interesantes que propone el film es la cuestión moral y ética de cómo producir el sentido, o cómo conservarlo en una situación tan extrema como la que el film propone. Una muerte inminente y colectiva habilita, evidentemente, a las relajaciones sociales más diversas. Dodge se haya inmerso en una situación dramática, casi kantiana, en la cual rodeado de la corrupción y depravación, no obstante se niega a renunciar a su humanidad, a lo más íntimo del ser, la búsqueda final del sentido. A partir de entonces se desencadena un viaje en busca de los afectos esenciales que terminará transformándose en el descubrimiento del amor y la presencia del otro como la única respuesta al sentido propio.
A pesar de conocer de antemano el desenlace de la historia, la narración no pierde nunca ni la frescura ni el impulso dramático necesarios para conservar la atención que, en este caso, está puesta de modo preponderante en el modo de desenvolverse una situación preanunciada. Excelentes actuaciones de Steve Carell y Keira Knightley y muy buena la musicalización del film.