Siempre tendremos el Apocalipsis
Cuando la misión espacial que debía salvar a la Tierra fracasa, comienza para todos los habitantes del planeta la cuenta regresiva hacia el impacto contra un enorme meteorito que destruirá al mundo.
A partir de ese momento, los humanos actuarán como su idea personal de vivir los últimos días mejor lo indique. Abandono de puestos de trabajo, éxodos, saqueos, y por otro lado, gente que sigue como si la vida no fuera a cambiar en absoluto.
En medio de esas personas se encuentran Dodge (Steve Carell) y su vecina, la inglesa Penny (Keira Knightley), a quien conoce merced a este extraordinario suceso. Juntos emprenderán la búsqueda de lo que creen necesario para transcurrir esos últimos momentos: los afectos, un viejo amor; aunque en ese recorrido, no falto de obstáculos, terminen encontrando cosas distintas a las que se proponían.
Esta es una película muy difícil de encasillar en cuanto a género. Es una comedia romántica, pero tiene algo de cine catástrofe (al fin y al cabo está hablando del fin del mundo) y algo de road-movie. Conmovedora de a ratos, dramática por momentos, sin dejar de ser luminosa y positiva, no es una comedia que arranque muchas risas en el espectador, sin embargo tiene un argumento diferente, y una coherencia narrativa que la distinguen de la mayoría de las películas que se inscriben en el género.
El guión se basa fundamentalmente en las actuaciones de Knightley y Carell, que responden bien. Personajes muy opuestos en cuanto a sus personalidades, ella desprejuiciada y aventurera, y él un opaco vendedor de seguros, que sin embargo son capaces de comprenderse, aún frente al peor de los panoramas.
Cabe destacar la impresionante banda de sonido de este film, optimista a pesar de todo, tanto en la historia que cuenta, como en su convicción de que se puede hacer comedia sin caer en recetas trilladas.