No toquen a la nena
Es curioso, bastante llamativo, el hecho (repetido) de que un gran segmento de la producción cinematográfica elija como protagonistas a agentes (en actividad o retirados) de la CIA, la agencia de inteligencia norteamericana, o alguna similar.
“Búsqueda Implacable” y su secuela, “Búsqueda Implacable 2”, se incluyen en ese colectivo, con Liam Neeson como actor principal. Será que el mundo de los agentes secretos, su estilo de vida, quizás sus músculos, resultan atractivos para el resto de los (simples) mortales. Será que son interesantes, forzudos, inteligentes... vaya a saber.
El caso es que la receta se repite, una y otra vez, de la mano de distintos guionistas y directores, como si se tratara de un bocadillo al que no se le puede decir que no y un éxito de taquilla asegurado. Y hasta quizá uno puede suponer de que haya algo de supersitición. ¿Qué megaestrella podría considerarse como tal si nunca hizo una de agentes secretos? Hay que tener películas así en el currículum para estar en onda y no caerse de la agenda...
Quizás.
“Búsqueda Implacable 2” es la continuación de la primera. Si Ud. no la vio, no entenderá casi nada de lo que pasa, pero tal vez se divierta (un poco) con las persecuciones y los escapes a pura adrenalina.
Por las dudas, le apunto que en la primera, el ex agente de la CIA Bryan Mills (Neeson), a la sazón padre de una adolescente de 17 años y divorciado de la madre de la jovencita, debió salvar a su hija de las fauces de una red de secuestradores albanos que pretendían prostituirla. Todo eso ocurrió cuando la muchachita viajó con una amiga a Europa, pese a que su padre no estuvo de acuerdo con esa decisión. Dicho y hecho, las chicas se metieron en problemas y papi tuvo que correr al rescate. La hija se salva, pero la amiga no corre la misma suerte.
En esta segunda parte, los albanos andan detrás de Neeson para cobrarse venganza por todos los parientes que el ex agente liquidó mientras peleaba por salvar a su hija.
Aprovechan la ocasión en que el profesional en seguridad consigue un trabajito en Turquía y no tiene mejor idea que invitar a su ex (separada ahora también de su segundo marido) y a su hija para que lo acompañen en este viaje de negocios. Allí los estarán esperando los malos, con hambre y sed de venganza.
Y como suele suceder en estos casos, lo que hubiera sido una hermosa oportunidad para recomponer los lazos familiares se convierte en una trampa terrorífica, en la bella, aunque misteriosa, ciudad de Estambul.
De más está decir que Mills, tocado en sus fibras más íntimas, defenderá a su mujer y a su hija con uñas y dientes, y logrará salvarlas, una vez más, de las garras de la despiadada mafia balcánica. Aunque siempre queda sin resolver el problema de fondo que es la incompatibilidad manifiesta entre la profesión que abrazan estos tipos con la vida familiar... sin embargo, insisten. ¿Será que son irresistibles? ¿Será que consiguen hacerse imprescindibles? ¿Serán un premio o un castigo?