Una de las grandes pegadas de Luc Besson fue ponerse a producir con su EuropaCorp franquicias llenas de acción como “El Transportador” (Transporter), “Taxi” y, por supuesto, las aventuras de Bryan Mills, el ex agente de la CIA entradito en años –personificado por Liam Neeson-, experto en amenazas telefónicas y en acabar, él solito, con todos los malos que se atrevan a poner en riesgo a su familia.
Ahora, la trilogía de “Búsqueda Implacable” (Taken) parece llegar a su fin y, en esta oportunidad, no hace falta sacar ningún pasaje a Europa ya que los quilombos se presentan en la mismísima ciudad de Los Ángeles y, más precisamente, en la residencia de nuestro protagonista.
El director francés Olivier Megaton se pone tras las cámaras de esta saga por segunda vez - además de ser responsable de otras adrenalínicas producciones de Besson como “El Transportador 3” (Transporter 3, 2008) y “Venganza Despiadada” (Colombiana, 2011)- y no escatima en acción, persecuciones, tiros y sangre.
Tras las peripecias ocurridas en Estambul dos años atrás, la relación de Bryan con su hija Kim (Maggie Grace) sigue viento en popa, aunque el tipo vive en negación y no se da cuenta que la “nena” ya tiene edad suficiente para convertirlo en abuelo, más que para jugar con enormes ositos de peluche.
Las cosas con su ex esposa son más complicadas. Lenore (Famke Janssen) se consiguió un nuevo marido, Stuart St John (Dougray Scott), pero sigue habiendo entre los dos buenas vibras y un poquito de pasión contenida que podría generar más de un problema.
Y claro que los quilombos no se hacen esperar. Mills es inculpado por un crimen que no cometió, lo que lo obliga a darse a la fuga y tratar de poner a resguardo a su hija mientras intenta encontrar a los responsables para darles su merecido. Todo esto al tiempo que debe escapar de un astuto policía, Franck Dotzler (Forest Whitaker), que le sigue los pasos bastante de cerca y no descansará hasta descifrar la verdad, más allá de que todas las pistas apunten al ex agente.
Bryan tendrá, una vez más, el apoyo y la ayuda incondicional de sus viejos camaradas, y pondrá en juego todas sus habilidades y destrezas conseguidas a través de los años para encontrar y cazar a los verdaderos culpables: tal vez alguien de su pasado que le juró venganza o algún que otro ruso enojado porque trató de interferir con sus planes, quien sabe, Mills es un tipo que acumuló más enemigos que amigos, sin duda alguna.
“Búsqueda Implacable 3” (Taken 3, 2015) desparrama acción en cada escena y no se detiene a pensar en ningún momento. Liam vuelve a ser ese héroe solitario que le hace frente a todo y se calienta cuando se meten con su familia, repartiendo piñas y balazos a troche y moche.
Megaton nos plantea puro entretenimiento y una cámara frenética. La historia y la fórmula se repiten (porque funciona y reditúa), no hay mucha originalidad de por medio, pero al menos se esfuerza en demostrar que no todos los policías son unos inútiles. Mills siempre está un pacito adelante, pero Dotzler y su gente hacen un trabajo por demás eficiente para tratar de atraparlo, algo que no se suele ver muy seguido en este tipo de films y que, gracias a Forest Whitaker, le otorga cierto grado de veracidad a la trama.
Claro que no la necesita, “Búsqueda Implacable 3” es sobre tipos buenos acusados injustamente, la búsqueda de la verdad y la inocencia, un padre capaz de cualquier cosa por un hijo y, sobre todo, Liam Neeson pateando traseros.