El justiciero
La tercera y ¿última? parte de Búsqueda Implacable (Taken), aquella saga que comenzó a todo trapo en el 2008 y que encumbró a Liam Neeson como héroe de acción, hoy nos entrega, de la mano de Olivier Megaton, su peor producción.
Lenore (Famke Janssen) es asesinada y el principal sospechoso es Bryan Mills (Neeson), que no se va a quedar comiendo una barbacoa con sus amigos ex agentes esperando que la policía local resuelva el caso. Entonces Bryan comienza su ya conocido raid en plan de vengador conocido de asesinatos, torturas y averiguaciones para encontrar a los verdaderos asesinos de su ex esposa, mientras también debe escapar de las fuerzas públicas comandadas por el avispado Franck Dotzler (Forest Whitaker), que buscan apresarlo por el crimen.
La franquicia Taken se caracterizó por presentar historias “palo y a la bolsa”, que remiten al mejor cine de acción de los ‘80. La primera parte muestra a un ex agente entrado en años que hace gala de su experiencia y rescata a su hija secuestrada; en la segunda hace más o menos lo mismo pero para salvar a su mujer (secuestrada por el padre de uno de los tantos muchachos que mató en el film debutante). En esta tercera entrega, Olivier Megaton pretende narrar la historia con complejidad, vueltas de tuerca, traiciones y falsos culpables sin ningún sustento o algo que las emparente con el espíritu de la trilogía.
En Búsqueda Implacable 3 (Taken 3), Megaton (siempre me resultó gracioso que si a ese apellido le agregás una “r” antes de la “o” se convierte en el villano de Transformers y si le sumás una “e” al final se transforma en una cadena que vende electrodomésticos) vuelve a recurrir a esa cámara vertiginosa que intenta disimular, por medio de continuos cortes en la edición, las obvias deficiencias físicas de Liam Neeson (de 62 años). El recurso es válido y quizás hasta necesario, pero la mayoría de las escenas de acción, por propia impericia de su realizador al pasarse de rosca, terminan quedando como secuencias inconexas y confusas.
La saga Búsqueda Implacable se caracterizó por presentar historias sencillas que remiten al mejor cine de acción de los ’80.
Lo que aprovecha muy bien Olivier (director recurrente en las producciones de la factoría Luc Besson) es el peso intrínseco de los protagonistas. La gran química entre Neeson y su hija -interpretada por la bonita Maggie Grace- o el rol ahora más preponderante del equipo de ex agentes amigos de Mills son algunos de los elementos usados con sapiencia para darle un poco de relieve y gracia a una trama bastante chata.
Si bien Búsqueda Implacable 3 no representa el mejor cierre para esta querible trilogía, tampoco es un final decepcionante. Los fanáticos de la saga (yo me considero uno) van a encontrar lo que fueron a buscar. Tiros, piñas, venganza y Neeson aplomado y preciso en ese rol de héroe de voz ronca que le queda pintado. Nada más y nada menos también. Pero no por eso hay que dejar de mencionar las falencias de una franquicia que se termina desinflando un poco por quedarse a mitad de camino entre apostar por lo seguro o por un cambio sustancial que consiguiese revitalizarla.