Hechizo a medias
Hay un gesto característico de Nicolas Cage que podría resumir las intenciones y los efectos de Cacería de brujas . Es esa ceja levantada muy por encima de la otra, irónica en una primera lectura, pero tan seria y comprometida como todo lo que viene haciendo Cage últimamente: desde el vengador motorizado de Infierno al volante hasta el inolvidable oficial corrupto de Un maldito policía en Nueva Orleans , pasando por el padre enmascarado de Kick-Ass . Con mayores o menores resultados, Cage parece imponerse una cruzada propia por el imaginario y las jerarquías del cine de Hollywood, más allá de toda ley de corrección fílmica.
Y esta película también comienza con una cruzada, en este caso una de las históricas cruzadas medievales, si bien la rigurosidad de la reconstrucción es tan exigente como la de cualquier filme de Clase B. Lo que interesa son las mutilaciones gratuitas, los rostros desfigurados por la peste y el ataque de demonios alados gritones de tintes ectoplásmicos. En ese sentido, la película es entretenida por su paso acelerado y amnésico entre el género de capa y espada, el terror religioso y con niña desequilibrada de La llamada o El exorcista y la aventura épica y casuística digna de los videojuegos “pasapantallas” (¡Sí, está la escena del puente colgante!).
El defecto, en todo caso, está en esa ambigüedad que nunca termina de mostrar su verdadero rostro, más por timidez o pereza que por vocación de misterio, y que aparece por todos lados, apaciguando la intensidad lúdica. La pareja de amigotes guerreros compuesta por Cage y Ron “Hellboy” Perlman bromea como en una charla de café antes de clavar sus espadas en los estómagos de sus rivales, pero el chiste no pasa más allá del amague y ahí nomás el filme se vuelve tétrico y solemne, con esos destellos musicales a lo Vangelis y esas escenas tristonas donde se entierra al compinche recién abatido o se suelta algún discursillo moral.
De ahí que la lógica del pastiche que envuelve a Cacería de brujas no pase de la contorsión de la ceja de Cage, quien así y todo supera el reto y se erige como el único héroe de este abortado experimento, sumando un nuevo hito a su filmografía cada vez más única, riesgosa y solitaria.