El peor Nicolás Cage y una película igual a varias
Antes de hablar del film, parece pertinente referirse al vaivén que significa la carrera de Nicolás Cage, uno de los actores más contradictorios que ha tenido Hollywood en mucho tiempo. Porque hay que decirlo, cuando trabaja con buenos directores, realmente presenta personajes logrados; sin embargo otras tantas veces, su rostro es incapaz de transmitir sensación alguna.
Cage estuvo en proyectos muy interesantes: Educando a Arizona (de Joel y Ethan Coen), Corazón salvaje (de David Lynch), Adiós a las Vegas (de Mike Figgis) y más cerca en el tiempo, El señor de la guerra (de Yuri Orlov) y Un maldito policía en Nueva York (de Werner Herzog).
Pero su CV también muestra más de una mancha: El motorista fantasma, El culto siniestro, El vidente, La mandolina del capitán Corelli y Cuenta regresiva, entre otras.
Cacería de brujas, bien podría sumarse a esa lista negra. El largometraje dirigido por Dominic Sena (el mismo de 60 segundos, también protagonizado por Cage) parece ser una película que resulta de la fusión entre varios pasajes ya vistos.
Porque si a la historia de los desertores de las cruzadas que se cansaron de pelear en nombre de Dios durante el apogeo del cristianismo en pleno Siglo XIV, los héroes (Cage y el gran Ron Pearlman) se ven obligados a trasladar a una joven acusada de ser una bruja, y la causante de la peste negra en buena parte de Europa. Así saldrán junto a una serie de ayudantes que intentarán llegar a destino, sanos y salvos.
La mayor atracción del film pasa por el rol que juega la adolescente inculpada de hechicera (una muy convincente Claire Foy, sin dudas lo mejor del reparto) y las pistas que de a poco devela la trama.
Sin embargo, mientras se desarrolla la historia, el espectador intenta adivinar qué misterios esconde la prisionera, mediante situaciones que fueron explotadas tantas veces, que terminan por fustigar el interés que puede proponer inicialmente.
Así, el ya típico viaje de un punto a otro se verá truncado no sólo por varios obstáculos, sino también por pretendidas sorpresas que se reparten entre aventura, magia, suspenso y terror.
Hay que decirlo; la película ni siquiera es entretenida, y sobre todo en el final, ofrece un despliegue visual poco convincente. Con claras intenciones de demostrar la ingenuidad humana sobre la religión y las creencias divinas, el guión del ignoto Bragi Schut parece por momentos ridículo.
A poco más de dos años de anunciar que Nicolas Cage pasa por un difícil momento económico (presentó la bancarrota y tuvo que vender varias de sus mansiones), no suena ilógico encontrarlo tan seguido en la cartelera -en menos de ocho meses protagonizó El aprendiz de burjo, Furia al volante 3D y el film que nos compete-.
En resumen, la falta de interés en la historia, la poca credibilidad de sus escenas y una escasez de inteligencia para resolver su monocromático guión, hacen de Cacería de brujas un film que, de no ser por la propia aparición de Cage, hubiese tenido destino directo a DVD.