UN VIAJE TAN CORTO QUE SE HACE LARGO Y TEDIOSO
Película protagonizada por Nicolas Cage y Ron Perlman que, si bien tiene sus bien logrados momentos de acción y de guerra, desarrolla una historia que no tiene algún atractivo coherente y fuerte y que, principalmente, se ve estirada en muchas oportunidades sin sentido e innecesariamente.
La historia se centra en dos guerreros, exitosos y orgullosos, que deciden volver a su pueblo durante las Cruzadas. Cuando llegan se dan cuenta que el lugar había sido devastado por la peste. Unos sacerdotes van a acusar a una adolescente de ser la culpable de todos los males y van a obligar a los dos soldados a llevar a la bruja a un pueblo para que allí puedan decidir su futuro. En el camino, secretos van a ir desvelándose, mientras que una fuerza mucho más poderosa, poco a poco, se va a ir descubriendo y amenazando con destruir la humanidad.
Últimamente Nicolas Cage es sinónimo de fracaso, ya que ha participado y, en muchas oportunidades ha influenciado con su actuación, en películas muy regulares. En esta oportunidad, y pese a que la cinta nunca logra lucirse, el problema pasa por otro lado y, aunque las actuaciones de cada uno de los intérpretes no son lucidas (Cage y Perlman están regulares en muchas ocasiones), hay problemas peores que perjudican mucho más el disfrute de esta película.
Primero que nada hay una personificación moderna de los personajes. La descripción y las actitudes de cada uno de los roles que van apareciendo mantienen un espíritu muy actual, mostrando reacciones, movimientos, frases y chistes que son imposibles o poco imaginables que hayan podido suceder en la época en la que la historia se centra. Este problema le resta mucha credibilidad al relato, en especial a la primera parte, ya que no se refleja, dejando de lado todo desarrollo visual, de vestimenta, maquillaje y ambientación, cómo se vivía y cuál era el estilo rutinario de esas personas.
Por otro lado, la historia es muy sencilla y se ve estirada durante gran parte de su transcurso. El conflicto no va más allá de mostrar el viaje del grupo hasta llegar al pueblo para poder deshacerse de la muchacha, y para poder alargar un poco esta aventura se decidió por utilizar algunas de las escenas y situaciones más comunes del género, como la pasada por un puente precario, la persecución de animales y el continuo cambio de idea de los personajes (matemos a la bruja). A su vez, una vez llegado aal objetivo, la cinta llama a la previsibilidad y a los giros más evidentes para justificar muchas de las situaciones que no tenían mucho sentido y que ellos dictaban como obra del más allá. Las escenas finales, bien logradas visualmente, son lo mejor de la película en términos de acción y velocidad, pero las más deslucidas si se tiene en cuenta el estilo realista-fantástico que se planteaba en la primera parte. Mucha fantasía y muy poca originalidad.
Las actuaciones son regulares, pero no empeoran ni perjudican la experiencia, son otros los factores que si lo hacen. Nicolas cage, acentuando su poca expresión y los mismos gestos que hizo en muchas de sus otras actuaciones, está bien por momentos, en especial cuando pelea y lleva adelante las muy bien logradas coreografías. Ron Perlman, tiene el rol que menos encaja en la época, no solo su humor está algo descolocado, sino que sus actitudes y pensamientos no van de la mano de la intensidad del relato, está correcto. Hay un cameo muy interesante de Christopher Lee, que si no fuese por su inconfundible tono de voz y su bigote, sería irreconocible, que está muy bien.
Visualmente está muy bien lograda, principalmente en cada uno de los pasajes épicos que se introducen, ya sean las batallas (salvo la primera, en la que se ve a los dos protagonistas hablando y un centenar de personas digitales atrás suyo), los paisajes, las escenas finales, las quemaduras y esos poco lucidos, pero bien logrados, cambios en los rostros de los lobos y de la "bruja". La cámara muestra lo que se quiere ver y el diseño de vestuario y el maquillaje es acorde a las necesidades del guión.
"Season of the Witch" es una película que visual y técnicamente tiene pocas cosas que reprocharle, pero con actuaciones regulares, una historia que nunca se luce, está estirada que no posee un atractivo mayor que el introducido en sus primeros minutos, y con una previsibilidad decepcionante al final. Lenta, sencilla, alargada, con diálogos mal escritos y carentes de emoción y poco destacable, una cinta para ver y nada más, no se dejan puertas abiertas sobre la religión ni situaciones para pensar sobre el pasado. Entretenimiento de mala calidad.
UNA ESCENA A DESTACAR: pelea final en el monasterio (la parte con más fantasía, pero la mejor lograda).