Tras desertar en plenas cruzadas, dos guerreros regresan a sus hogares luego de una década, para encontrar que el mundo que conocían fue diezmado por la peste. Los religiosos de mayor rango, convencidos de que una joven acusada de ser una bruja es responsable de la devastación, encargan a los dos la misión de llevarla a un monasterio remoto donde los monjes realizarán un antiguo ritual para liberar a la tierra de su maldición.
Suena redundante referirnos una vez más a los tropiezos en la carrera de Nicolas Cage teniendo en cuenta que hace tan solo unas semanas se estrenó Drive Angry. Para ponerlo de la mejor forma posible, fue el encargado de abrir y cerrar el mes en lo que a cine respecta. Marzo comenzó con una película suya bastante regular y ahora se cierra de peor forma, teniendo en cuenta que lo destacable de aquella está ausente en esta. Es que en definitiva Season of the witch es similar a la otra, pero sin el 3D o la intención de hacer algo bizarro, pretendiendo ser una película para tomar en serio.
Luego de diez años, un montaje de distintas batallas así lo demuestra, Behmen y su compañero Felson (Ron Perlman) se dan cuenta que en nombre de Dios se les ha ordenado matar aldeanos, por lo que deciden abandonar la lucha. Un mes más tarde, aclaración temporal ridícula tras mostrar que pasó una década, cuando llegan a un pueblo azotado por la peste serán descubiertos y encarcelados, con la posibilidad de evitar una condena si conducen, nuevamente en nombre del Señor, a una joven acusada de bruja a un monasterio lejano. Una partida de guerreros emprende entonces la peligrosa travesía de llevar a la muchacha, quien una y otra vez da pruebas de tener poderes sobrenaturales, pero a la que intentarán dar un juicio justo. Esta es la premisa a partir de la que se desarrolla el filme de Dominic Sena, director de la muy buena Swordfish pero que mordió la banquina con Whiteout (Terror en la Antártida) y terminó de derrapar con esta.
Se lleva adelante entonces un producto pobre e incoherente, con un guión a cargo de Bragi F. Schut (creador de la serie Threshold) cargado de diálogos modernos y de comentarios ocurrentes, sin importar que se ambiente en el siglo XIV, así como una importante cuota de previsibilidad. Los logros con los hermosos paisajes o con el interesante comienzo no alcanzan para mejorar una película que va en picada y que llegando al final empeora notablemente, sumando una dosis de pocos logrados efectos especiales así como una vuelta de tuerca ilógica que deja sin sentido a la totalidad de la historia. Se trata también de una de las pocas películas que hace quedar bien a la Inquisición, dado que si bien tiene una apertura crítica a la Fe ciega y el mandato divino, resulta que la Iglesia tenía toda la razón y, gracias a un ritual, el mundo se salvó de la oscuridad. Como se señaló en ocasión de su último estreno, Nicolas Cage aún mantiene algún destello de que su carrera importa y cada tanto surge una película que lo encuentra bien. Este no es el caso porque a todas las fallas hay que sumar que su actuación no es de lo mejor y por momentos es risible, su escena en el bar festejando las victorias del principio así lo prueba. Habrá que esperar un tiempo hasta que aparezca en el horizonte un buen papel pero, considerando que Un maldito policía en Nueva Orleans y Kick-Ass las hizo al hilo, pueden pasar años. En tanto sigue sumando ceros a su cuenta y, lamentablemente, a su filmografía.