Pobre propuesta de cine fantástico
Nicolas Cage encarna a un caballero medieval que, a pesar de sus diferencias con la Iglesia, acepta la misión de transportar a una prisionera acusada de bruja. Una producción sin estilo ni fuerza, que resulta interminable.
Cacería de brujas no es la peor película del año, pero poco importa que no lo sea, porque debe estar cerca. Esta combinación de cine de terror, fantasía y aventuras tiene todo el estilo visual y la lógica de una película de esas que no podríamos ni tomarnos en serio viendo en cable. En cine, claro, se vuelve aun más molesta. En la Europa medieval, un caballero llamado Behmen (Nicolas Cage) renuncia a la Iglesia por las matanzas que esta impulsó durante Las Cruzadas. Asqueado por los crímenes que él mismo cometió, decide no servir más al poder religioso. Pero es por poco tiempo. Porque Behmen cambia de parecer y acepta una nueva misión con el afán de expiar sus culpas. Esa misión es transportar una prisionera acusada de bruja, a la que culpan por causar la peste por donde pasa. Behmen no cree que esto sea así, aunque en el viaje las cosas se volverán mucho más ambiguas, generando dudas en él y todo el grupo que lo acompaña. Este viaje no es un mal punto de partida. La historia de un grupo de personajes que debe llevar a un prisionero y eso ha servido para westerns, policiales y películas de aventuras. Pero acá la precariedad del trabajo del director, sumado a unos pobres efectos especiales (pobres en su resultado, al menos) y un guión que no tiene ni un solo instante de interés, hacen que cualquier fórmula o plan inicial se conviertan en nada. Una breve aparición del legendario actor Christopher Lee (famoso por hacer de Drácula a fines de los ’50) y un genuino momento de tensión al cruzar un puente colgante, son todo lo que se puede decir a favor de la experiencia de ver Cacería de brujas. El resto es un largo derrotero que, a pesar de lo corto que es el film, parece no tener fin. Todo el aspecto es de producción barata, fea, sin estilo ni fuerza. Parece un film clase B europeo, de esos que intentan emular a Hollywood pero no lo consiguen. Sin embargo, es importante aclarar que no es así. Que esta película se hizo realmente dentro del cine industrial estadounidense. Y que, confiados en recuperar algo más de dinero en base a su estrella, decidieron que era buena idea de estrenarla ahora acá. ¿Valdrá la pena hacerlo? Sabiendo la cantidad de películas comerciales hechas en aquel país que jamás logran estrenarse en la Argentina, produce un malestar extra pensar que algo como esto ocupará tantas salas de cine. Por lo pronto, la mejor decisión es dejarla pasar.