Basada en una novela originaria de los países nórdicos cuyo autor, Jo Nesbo, es considerado por los críticos internacionales como el que expandió el marco de la moderna novela de crimen, se desprende este ingenioso thriller que combina en dosis justa elementos del policial negro, con momentos de acción violenta y un suspenso que rinde homenaje a la aquellos films de los ochenta donde la intriga por el desenlace de cada acción daba curso al relato.
Headhunters nos pone en la piel de Roger Brown, un exitoso caza talento noruego que se dedica a proporcionar candidatos a puestos directivos en multinacionales y roba obras de arte para mantener su fastuoso y aparente estilo de vida.
Con sarcasmo y un humor negro muy particular que nos recuerda al cine de los hermanos Coen (un próspero ejecutivo con complejo de inferioridad e inescrupuloso en un país de gigantes que roba obras de arte para mantener su estatus, ya que a pesar de ser reconocido solo los directores ganan buenas sumas de dinero), la historia nos ira revelando la doble vida de este protagonista que tras descubrir un secreto pasara a ser presa de una casería que convertirá su vida en un infierno.
Un personaje de moral difusa, con una doble vida y dispuesto a todo por mantener su apariencia, que no tardara en ganarse le empatía de un espectador que secuencia tras secuencia se volverá cómplice y sufrirá con nuestro protagonista. Alguien que no podrá fiarse de nadie y tendrá que ingeniárselas para escapar de situaciones extremas (algunas un poco inverosímiles pero bien resueltas y divertidas) para poder sobrevivir.
Casería implacable cuenta con un guion muy bien construido que juega con inesperados giros argumentales y personajes fríos que saben ganarse la empatía del espectador, interpretados de manera notable por Aksel Hennie (uno de los más reconocidos y populares actores noruegos que puede verse en Max Manus), Nicolaj Coster-Waldau (exitoso actor danés visto en La Caída del halcón negro o la serie de HBO, Game Of Thrones) y Synnove Macody Lund, en el papel de una femme fatale de estilizada figura y mirada penetrante cuya sola presencia intriga y amenaza.
Algunas escenas un poco extensas o demasiado inverosímiles, pero contrarrestadas por la imponencia de los paisajes nórdicos o el acertado ritmo de las acciones, no alcanzan a empañar este interesante film que con su humor negro logra provocar, incomodar y entretener, dejando incluso un intersticio para la reflexión sobre búsqueda incesante de la riqueza en pos de la verdadera felicidad en una sociedad que tal vez lo que nesecita es precisamente todo lo contrario. Pero solo para la anécdota.