Cacería macabra es una producción independiente que remite a las comedias de terror ochentosas con asesinos como Motel Hell, clásico de 1980 con Linda Blair, que fue una sátira de La masacre de Texas y Psicosis.
La película fue dirigida por Adam Wingard, quien se hizo conocido en el 2007 con su ópera prima Home Sick, un desquicio absoluto con el genial Bill Moseley, que me gustó más que este estreno.
Wingard es amigo del humor negro y el gore y hasta ahora sus trabajos estuvieron encarados por esa línea.
Por lo general sus historias siempre tienen que ver con asesinos psicópatas como se pudo ver también en A horrible way to die, del 2010.
Lo mejor de Cacería macabra es que se trata de una comedia de horror pero los actores la interpretaron como si estuvieran filmando MacBeth.
Las situaciones absurdas que son un delirio para el espectador los personajes las viven como momentos dramáticos y eso genera varias escenas graciosas porque es claro que el director no se tomó totalmente en serio el argumento.
La debilidad que tiene esta propuesta es que el conflicto comienza con intriga y suspenso pero después decae por completo cuando se revelan las identidad de los asesinos y sus motivaciones.
A partir de ese momento el film se vuelve predecible y se apoya exclusivamente en el gore y las situaciones de extrema violencia sin tener otra cosa que ofrecer.
Es decir, hay muchas escenas sangrientas pero el terror brilla por su ausencia.
Tal vez quienes no haya visto los filmes anteriores del director Wingard la disfruten desde otra mirada.
No creo que sea una película mala, hemos visto cosas peores este año, pero en lo personal esta me aburrió un poco y no me terminó de enganchar.