Una familia más que extraña
A diferencia de aquellos invitados a la mansión Owen del clásico de Agatha Christie, "Diez indiecitos" (1939), los protagonistas de este filme de horror son todos parte de una misma familia. Hijos que llegan con sus novias, invitados por sus padres, los Davison, para celebrar su aniversario de bodas y el retiro paterno. Como en la película basada en la novela de Christie, irán muriendo uno a uno, mientras avanza la proyección y en vez de la conocida canción de los diez indiecitos, se escuchará "Looking for the magic".
En cuanto a la manera de matarlos será bastante original, a puro flechazo. El comienzo resulta prometedor, con la presentación de las distintas parejas y sobre todo la terrible escena de la casa vecina, donde su dueño parece estar dormido y no escuchar el llamado desesperado de ayuda, de una de las invitadas a la casa de los Davison, que aterrada llega en busca de ayuda.
SUSPENSO Y HORROR
Pero a medida que avanza la historia se va perdiendo sentido de la realidad y llega un momento en que la risa suplanta al suspenso y el horror. Más aún cuando aparece la famosa escena de la licuadora, que no develamos para mantener la sorpresa .
Película de género sin demasiadas alternativas, ni actores conocidos, el joven director nacido en Alabama, Adam Wingard, continúa con este tipo de filmes de horror, que han sido comercialmente exitosos.
"Cacería macabra" entretiene hasta cierto momento con elementos válidos, desbarrancándose al final. Entre los poco conocidos y jóvenes actores, hay una chica que se destaca como una suerte de heroína capaz de superar a los asesinos con astucia y valor. Es la australiana Sharni Vinson, en el papel de Erin, la que finalmente será la encargada de revelar la sorpresa final.