El oficio del horror
Los primeros minutos de Cacería macabra (You’re next, 2013) funcionan como adelanto de toda la película: un hombre con la cara cubierta con una máscara de oveja asesina a una pareja (un gordo y una adolescente, profesor y alumna, como después nos enteraremos) en una casa de campo, mientras suena "Looking for the magic" de Dwight Twilley Band, un grupo de culto de los 70’s.
Adam Wingard, el director, se dedica exclusivamente al terror: en 2010 dirigió A Horrible Way to Die y luego participó del grupo que lanzó Las crónicas del miedo (VHS, 2012) y Las crónicas del miedo 2 (VHS 2, 2013). En Cacería macabra, su última película, cuenta como un encuentro familiar terminaen una masacre.
Crispian Davidson (A. J. Bowen), el hermano mayor, y su novia (Sharni Vinson) viajan a la casa del campo de la familia. Paul Davidson (Rob Moran), el padre, convocó a una reunión familiar debido a su retiro. A lo largo del viaje, Crispian no deja de repetir lo rara que es su familia, lo difícil que será la reunión. Y acierta. Pero no del modo en que él creía. Al poco tiempo de empezar la cena familiar, un flechazo atraviesa la cabeza de uno de los comensales. Y a partir de ahí, todo serán gritos, sangre y la familia luchando por sobrevivir el ataque de tres asesinos con máscaras de animales.
Wingard conoce el oficio. Organiza las secuencias de la matanza de manera aséptica y eficiente. Además, va instalando el horror de a poquito, progresivamente, hasta terminar a todo trapo, con la que es, seguramente, la escena de asesinato más original del año: con una licuadora en la cabeza.
Otro acierto es la elección de los actores, especialmente Sharni Vinson, que se destaca en su papel de asesina reprimida, de víctima que deviene en victimario en la lucha por la supervivencia.
Una de las falencias de Cacería macabra es, sin embargo, todo lo que precede a la matanza. Los diálogos, las actuaciones, la presentación de los personajes, todo el a priori de los asesinatos, resulta poco creíble. Casi como si Wingard se lo quisiera sacar de encima para pasar al asunto que le interesa.
El balance final de Cacería macabra es positivo, Wingard consigue una película entretenida, que deja intacta la herencia de Wes Craven, y que puede funcionar aún para aquellos a quienes no les entusiasma el género.