Cacería macabra es una invitación a pasarla muy bien en el cine para todos aquellos espectadores que sepan apreciarla y valorarla como lo que es: una comedia de terror.
Y lo de terror hay que agarrarlo con pinzas porque en realidad nos encontramos con una slasher movie totalmente autorreferencial que se burla del género pero de una manera tan ingeniosa que no llega a ser parodia sino que incluye al espectador en un disfrute que lo pasea por todos los elementos de esa categoría cinematográfica.
Los que busquen seriedad y solemnidad seguro catalogarán este estreno como malo, pero los que no lo hagan apreciarán el gran laburo que hizo el ignoto director Adam Wingard en este film que hizo ya hace tiempo (2011) pero que recién ahora llega a la pantalla.
La historia es simplísima y ya la vimos mil veces. ¿Los motivos de la cacería? También fueron más que utilizados en decenas de largometrajes y en la televisión, y aún así no aburre ni un poco sino todo lo contrario.
Las secuencias están tan bien editadas y la genial banda sonora (una de las mejores del género) hacen que lo viejo y gastado parezca nuevo.
Incluso el elenco, uno que es bien dispar y que choca al principio porque no se condicen los físicos con los papeles (uno de los hijos parece de la misma edad y/o mayor que su padre) termina de completar el delirio y queda claro que todas las decisiones se tomaron a propósito para desentonar.
Por ello, desde su contundente preludio hasta su inverosímil y divertido final, Cacería macabra es una gran opción para los amantes de este tipo de películas así como también para los que quieran distender -con humor- las tensiones y olvidar todo en una sala de cine.