Un romance adolescente tierno y simple salvo por el problema de que uno de los integrantes de la pareja es una especie de espíritu que se despierta, cada día, en un cuerpo diferente. Ok, no es una genialidad ni nada por el estilo, y forma parte de ese subgénero “romance adolescente con vueltita de tuerca rara” que empiezan a abundar, Pero está bien contada y exuda una notable simpatía, una ternura para nada impostada a pesar de lo absurdo del proyecto.