Es sabido que el público adolescente es el que maneja la taquilla en todo el mundo, y aquí también. Las producciones destinadas para el público familiar e infantil dependen de la aprobación de las hordas de teens que inundan los fines de semana las salas cinematográficas.
Ese rango etario, sin obligaciones y con dinero (mucho) en sus bolsillos son los que, de alguna manera, digitan todo lo que terminaremos viendo en un futuro en el cine. Porque la industria es eso, dictaminar formatos y modelos para seguir produciendo cine con algo que explota más y más los fenómenos que encuentra a manotazos.
Y justamente, entre ellos, hay uno que se ha potenciado en los tiempos que corren, y que es la adaptación de bestsellers adolescentes, historias que lindan con el coming of age, pero que han buceado en tópicos LGBT, acción, ciencia ficción, por igual, dejando de lado el tufillo de los libros de autoayuda, pero incorporando algunas características de estos.
En los últimos años, y en particular en 2018, varias historias fueron por ese camino, y la llegada de la adaptación de la novela homónima de David Levithan (“Chico conoce Chico”, “Dos chicos besándose”), “Cada día”, es una apuesta a explotar ese movimiento con un toque sobrenatural que potencia la premisa de sorprender a los espectadores.
La narración de “Cada día” es simple, “A” es una “entidad” que cambia de cuerpo todos los días. Se introduce en ellos, aprovecha al máximo las experiencias que se pueden desprender de él y al otro día despierta en otro cuerpo.
Nunca “A” intentó mantenerse en un mismo lugar, siempre se movió rápidamente para tampoco generar cambios en el cuerpo del que es “huésped”, hasta que conoce a Rhiannon (Angourie Rice), una de las chicas populares de la escuela con la que conecta y se enamora hasta el punto de querer SIEMPRE estar con ella.
Lo que en apariencia podría haber sido una historia de amor diferente, con esa “dificultad” entre la pareja para todos los días reencontrarse de otra manera, termina convirtiéndose en una película más, que hasta termina por traicionar aquel impulso inicial con el que se presenta al gran público.
Clichés, lugares comunes, estereotipos, todo comienza a jugar en contra del espíritu fresco y natural, sumando, además, una subtrama familiar en la que padre depresivo +madre profesional exitosa (Michael Cram, Maria Bello) intentan contextualizar la libertad con la que Rhiannon asume su relación con “A”.
El resto es un largo recorrido por las idas y venidas, desencuentros, puesta al día de TODAS las películas de adolescentes sin mucho más. Una propuesta que sólo disfrutarán los más jóvenes y aquellos que quieran desconectarse por dos horas del universo, aun sabiendo, que hay muchas mejores maneras de hacerlo.