Cae la noche en Bucarest

Crítica de Paula Caffaro - CineramaPlus+

HACIENDO CINE

Cae la noche en Bucarest es la cuarta película del rumano Corneliu Porumboiu. Un filme en donde la realización cinematográfica se desnuda ante la mirada de sus espectadores quienes no sólo asisten a la trastienda de la producción sino también a la creciente neurosis de su director.

Paul (Gabi Cretan) es un cineasta que, atormentado por la proximidad del fin del rodaje, no encuentra la forma para resolver una escena. La falta de imaginación no es el problema. El tema central de sus desvelos es el sentimiento que ha comenzado a surgir con Alina (Diana Avramut.), la protagonista de su filme. El plan es rodar una escena de desnudo pero durante los ensayos lo que parece evolucionar no es la destreza actoral sino una relación pasional.

El conflicto está expuesto. El fin del rodaje significa el fin de sus acalorados encuentros y esto no es, precisamente, lo que Paul desea. Extender el rodaje es la opción, pero ¿cómo? Eso cuesta mucho dinero y más de una justificación. La excusa gana la batalla existencial y la producción se extiende. Lo único que queda es el desenlace.

Pronto la realidad se confunde con una ficción velada. ¿Dónde está lo real? Hay un filme que se está haciendo pero nunca se ve, ellos hacen el amor pero tampoco se ve y ella practica las acciones de un guión del que no se conoce la historia. El sistema del “cine dentro del cine” funciona a la perfección porque nunca se ve el rodaje de la película de Paul. Cae la noche en Bucarest cuenta más en sus ausencias que en las propias imágenes y eso habla de un cine evocativo en el cuál el sentido no es la mostración de una habilidad técnica sino la constante actividad auto reflexiva.

Con un tiempo marcado por las acciones de la pareja protagonista (Paul y Alina) la trama no se desarrolla según el esquema clásico de la narración sino más bien por un movimiento interno en el que se favorece la representación de una atmosfera sobria. El plano secuencia con el que abre el filme es el prólogo a una obra en la que se habla del cine desde un punto de vista ligado a la nostalgia. ¿Filmar en digital o en 35 mm? Más allá de debatir la elección del soporte, lo que aquí se pone en juego es una decisión estética. Las infinitas posibilidades técnicas de lo digital nunca callarán el sensual “ruido” del celuloide.

Por Paula Caffaro
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