Dejando de lado el carisma y la lograda composición del pequeño protagonista del relato, esta propuesta no hace otra cosa que revalidar un tipo de cine que atrapa audiencias regodeándose en la miseria de pueblos periféricos. Aquello que comenzó tímidamente con películas “testimoniales” llega a su exacerbación en un film que arranca con un siniestro vuelo imperial de dron para contextualizar lo incontextualizable, el dolor de un menor por luchar por sus ideales a pesar de la suerte que le tocó en la vida.