Hail, Woody!
En el 2016 dos festivales realizaron sus aperturas con films que transcurren en la época dorada de los grandes estudios cinematográficos norteamericanos: los hermanos Coen abrieron Berlín con ¡Salve, César! y Woody Allen abrió Cannes con Café Society, por tercera vez fuera de competencia, decisión personal del director tras no estar de acuerdo con la modalidad para calificar una obra audiovisual frente a otras.
Allen -quien realiza un film al año- incursiona en un relato amable sobre la llegada de un joven neoyorquino, Bobby (Jesse Eisenberg), a Hollywood, a pedido de un integrante de su clan familiar de religión judía. Así, de la mano de su tío Phil, un famoso agente de estrellas interpretado por Steve Carell, conoce a Vonnie (Kristen Stewart), amante del tío y con quien comienza a entrelazarse sentimentalmente.
Como primera historia, están Bobby y Vonnie, junto a la utilización de elementos de comedia a partir del judaísmo, la inclusión de un matón de turno y -en esta oportunidad- cierta representación marcada de distintas clases sociales, incluida una escena muy efectiva sobre la prostitución de una chica judía. Café Society intercala las experiencias de Bobby en New York y sus homólogas en Hollywood, y transcurre alrededor de fiestas, interiores de oficinas y cabarets de época, entre ellos el que le da el título al film.
Utilizar el formato digital no convence en muchos de sus aspectos de textura a pesar de la colaboración del excelso director de fotografía italiano Vittorio Storaro, quien se caracterizada por la utilización del color en sus trabajos. Abundan la luminosidad en cada plano, las referencias a artistas de la época hasta el hartazgo y los temas musicales que resuenan -como Jeepers Creepers– una y otra vez. Woody parece haberse olvidado de la mención por omisión, algo similar a lo que hizo en la agradable Medianoche en París.
Eisenberg se suma a los protagonistas de films de Woody que simulan ser Woody y lejos están de serlo. Cuesta entender cómo se magnifica en diversos medios la labor de Stewart en este y otros films, presentada como un ícono sexual cuando en realidad su postura es gélida. No hay química entre ella y Eisenberg, algo que sí estaba presente en Adventureland.
Café Society funciona como un film de desencuentros y frustraciones amorosas que alternan entre el drama y la comedia, con una nostalgia abrumadora.