Este año, con su película número 47, el talentoso Woody Allen se traslada -al menos por un rato- a la ciudad que supo defenestrar a lo largo de toda su obra: Los Ángeles. El protagonista de Annie Hall (1977), Alvy Singer (personificado por el mismo Allen), diría: "No me quiero mudar a una ciudad cuya única ventaja cultural es poder hacer un giro a la derecha con el semáforo en rojo". Café Society, situada en los años 30, es la historia de Bobby (Jesse Eisenberg, de buen papel), un judío neyorquino cansado de su Manhattan natal que migra a la costa oeste de los Estados Unidos a buscar trabajo en la industria del espectáculo, esperando que su tío Phil (Steve Carell) le dé una oportunidad en el medio. Allí conoce a su secretaria, Vonnie (Kristen Stewart) de quién Bobby se enamorará sin mucho trabajo. Sin embargo, no todo marcha según lo planeado, pues Vonnie tiene una aventura romántica con Phil, que a su vez, está casado. ¿El resultado? Un triángulo amoroso característico de Woody, aunque infalible.
Se podría decir que la película casi parece una biopic del personaje que encarna Jesse Eisenberg: su familia, su paso por Hollywood, sus intentos fallidos y acertados de ingresar en la industria, sus romances y su vuelta a Nueva York, están narrados a través de la voz en off del mismo Allen y un montaje vertiginoso, con un ritmo digno de una película de Scorsese. De hecho, el hermano de Bobby, Ben (Corey Stoll) podría tranquilamente ser un personaje de las películas del director recién mencionado ya que es un matón neoyorquino quién no tiene reparos a la hora de matar.
Si bien es cierto que Allen filma la primera mitad de su película en Hollywood, no lo hace más que para criticar la frivolidad, el cinismo y la hipocresía de sus integrantes y tal vez es demasiado repetitivo con esta idea, tornándola obvia y abrumadora. No obstante, el filme goza de un humor ácido e inteligente y algunos pequeños momentos de lucidez que recuerdan al Allen de Hannah y sus hermanas (1986). Por otro lado, quizás esta sea una de las películas menos autorreferenciales del director, cosa que es una fija en su carrera.
Una de las sorpresas del filme es Kristen Stewart interpretando a Vonnie. La joven protagonista de la saga de Crepúsculo, criticada a menudo por sus papeles, esta vez tiene cierta presencia en cámara, por su belleza o por su interpretación, que realmente son un condimento interesante. La dupla con Eisenberg funciona y además ella fluye bien en cuadro y con los demás personajes.
El paso del fílmico al digital no ha hecho más que traer cambios positivos para Allen, pues la fotografía, a cargo de Vittorio Storaro (también DF de Apocalypse Now, Francis Ford Coppola) es soberbia. Los colores y los tonos funcionan muy bien en escenas de baile y de música, siendo este el aspecto menos sobresaliente de la filmografía de Woody.
Café Society es una película simpática, que no se destaca pero que tampoco decepciona, como si lo pudo haber sido alguna de las películas del director de la década corriente, como Magia a la luz de la luna (2014). Lo más importante es que Woody Allen conserva su sello, mejor o peor, y lo mantiene en todas sus películas, más allá de que agraden o no al espectador. ¿Qué hay en la mira para el director? La serie llamada Crisis in six scenes, que lo tendrá como protagonista a él y a Miley Cyrus.