Imperfecto, pero original II
Problemas de vivir en planta baja. Un tipo está tranquilo con su propia neurastenia en su departamento, y de pronto le cae una mujer en el patio. No es en sentido figurado: le cae de veras. Por suerte la mujer no se mata, lo que hubiera sido un grave problema para el tipo. Apenas se quiebra un poco, sobre todo la pierna. Pero ahora hay que ayudarla, bancarla y alojarla, porque el edificio no tiene ascensor y encima ella parece más rayada que él. O sea, lo que hubiera sido un grave problema no es nada comparado con lo que se viene. Y cuando al fin ella se va, el peligro sigue latente.
¿Pero es que se cayó por casualidad, como dice, o acaso pensaba suicidarse? Tratando de dilucidar ésta y otras dudas, el tipo sale de su cueva. No contribuye a su tranquilidad el trabajo de sonidista en una obra teatral que ha de representarse en absoluto silencio (antojos de un director vanguardista). Ni contribuye a la tranquilidad de ella el sorpresivo encuentro con un grupo de Neuróticos Anónimos, un episodio digno de memoria. Como sea, esto llegará a buen puerto. A fin de cuentas, es una comedia romántica.
Le falta un poco de ritmo, y no siempre alcanza la gracia necesaria, pero es francamente original, con un guión bastante ingenioso escrito a tres manos por Leonardo D'Agostino, Martín Blasco y Nancy Giampaolo. Protagonistas, Muriel Santa Ana y Peto Menahem. En su entorno, Héctor Díaz (preciso director de teatro), Karina K, la rubia Verónica Intile, Fabián Forte y otros. Director, Néstor Sánchez Sotelo.