Un título de prolija elaboración pero que falla en su objetivo último.
La comedia romántica es un género predecible que no oculta sorpresas; el espectador lo sabe y hasta cierto punto lo acepta; aunque agradece si se decantan por el camino opuesto, siempre y cuando responda a la lógica interna de la narración. Pero por mas verosímil que luzca el romance a narrar, la comedia es un género binario; te hace reír o no lo hace. Es así de sencillo. Aunque Caída del Cielo se nos presenta como una comedia romántica clásica en el más categórico sentido y tiene sus elementos muy bien planteados, el resultado final tristemente no logra conseguir su objetivo primordial.
El romance está, ¿Y la comedia? Bien, gracias
Alejandro, un sonidista teatral, se despierta un día y sale a tomar aire en el patio de su departamento. En ese mismo instante, de la nada, cae, literalmente, Julia, una mujer que vive en su mismo edificio. Esta casualidad da pie a una serie de eventos que, dada las neurosis que ambos tienen en común, no tarda en terminar en romance. No obstante, Alejandro empieza a pensar que la incursión de Julia en su vida puede estar atribuido a algo más que un simple accidente.
Los conflictos inherentes al género están y los personajes están apropiadamente delineados con sus tics y su pasado, pero la estrategia de juego no es la adecuada; estamos hablando de una comedia romántica donde el romance está pero la comedia brilla por su ausencia. El sonido se usa más como truco que como herramienta narrativa; se vale de una subtrama, en apariencia válida por transcurrir en el lugar de trabajo del protagonista, pero que a la postre no contribuye ni argumental o temáticamente; y se decanta por apelar a una inverosimilitud caprichosa para justificar la puesta en marcha de su desenlace.
Los apartados técnicos son impecables; cuidadas composiciones de cuadro en clave alta de iluminación, al igual que su dirección de arte, sumado a un montaje prolijo que sabe con precisión a que expresión y a que acción cortar. Todos y cada uno de estos recursos están en claro cumplimiento de la estética visual que se espera en una comedia. ¿Pero de qué sirve cuando el objetivo principal del género no se cumple?. Las actuaciones de Peto Menahem y Muriel Santa Ana son profesionalmente decentes; se nota que le imprimieron un enorme esfuerzo a la composición de sus personajes. Hablando en concreto, no hay nada que criticarles a su labor, pero por desgracia el guión con el que trabajaron los pone en una situación que tampoco les deja mucho para elogiar.
Conclusión
Caída del Cielo es un título de prolija elaboración, pero que lamentablemente falla en su objetivo último, que es el de generar risas. Esto impide a sus aciertos actorales y técnicos el poder destacar más allá de un buen desempeño profesional. La intención estuvo, las ganas también, e indefectiblemente el esfuerzo. Pero sólo con eso no hacemos nada; si la risa no sale, no se la puede sacar a golpes.