En 1995 María Inés Falconi comenzó a escribir “Caídos del Mapa”, una larga saga de libros (está terminando el volumen 11) que aborda básicamente el mundo pre-adolescente. En el primero, ese que leído hoy parece naif dada la globalización y el fácil acceso a la tecnología sumada a las redes sociales, un grupo de chicos de séptimo grado planifica zafar de una maestra a la que llaman “La Foca”.
Fue la propia autora la que adaptó su novela al cine, así como ocurrió con J.K. Rowlings con Harry Potter, salvando las distancias. El guión peca de falta de aggiornamiento (era totalmente válido poner 1995 para justificar el entorno), pero no por eso deja de entretener con momentos que funcionan como boyas que mantienen a flote el bote (los chicos en clase, la música en el sótano, etc) Para muchos, la película podría parecer que atrasa treinta años y vuelve a “Señorita Maestra” (1982-1985) pero sin Jacinta Pichimahuida.
Ante todo “Caídos del mapa” está planteada como una aventura construida con elementos de la vida real. El comienzo tiene una banda sonora muy cercana a la que Dave Grusin compuso para el clásico “Los Goonies” (1985), otra aventura con chicos de primaria. Vemos a los alumnos acercarse al colegio con algún accidente de bicicleta que servirá también para presentar algunos personajes.
Paula (Ailén Caffieri), Graciela (Sofía Calzetti), Fabián (Tomás Carullo Lizzio) y Federico (Felipe Corrado) planifican una rateada, pero dentro del colegio. El sótano parece el lugar ideal para desaparecer por una hora y volver a la siguiente clase como si nada. Miriam (Brenda Marks) se presenta como la “buchona” de la maestra y la que intenta arruinar todos los planes, más por el deseo de ser incluida que por mala, pero esto se resolverá luego. La rateada se reconvertirá en un espacio para descubrir muchas cosas.
Gracias al estupendo trabajo de María Laura Berch (coach y encargada del casting de chicos) estamos frente a un elenco de pibes cuya frescura ayuda a sostener las carencias del guión. Los cinco purretes mantienen un registro realista para poder dar énfasis a los conflictos (descubrir el primer amor, aprender a no juzgar, el compañerismo, el fin de la inocencia, etc.), mientras que el elenco adulto juega a caricaturizar tanto la paternidad y sus pretensiones como el autoritarismo retratado en tono cómico por Karina K en el papel de La Foca. Lo mismo sucede con la directora (Tina Serrano –un poco menos eléctrica-), el plomero (Oski Guzmán) y el padre de Miriam (Marcelo Savignone). El único que está en un nivel más realista es el portero (Atilio Pozzobón) que tiene dos grandes momentos con una misma frase que se resignifica: “a mi nadie me escucha”, dice. A los chicos tampoco, parece querer decir el texto cinematográfico.
La dirección de Nicolas Silbert y Leandro Mark parece más preocupada por ser fiel al libro que por impregnar el guión con ideas frescas, pero en definitiva, ambos redondean un producto que desde las acciones y los sucesos es casi literal y no debería defraudar a los fanáticos. “Caídos del mapa” no pretende ser otra cosa que transformar el popular libro en imágenes. Las siguientes adaptaciones dependerán de la respuesta en la taquilla, pero todo parece conducir a una buena oportunidad para ajustar lo técnico, lo literal, para no subestimar al público y convertirse en un hecho histórico.