Caíto se acerca a los 30 años y sus amigos crecen y arman proyectos que él también quiere para su vida, entonces comienza a obsesionarse con la idea de ser padre y, a partir de esta necesidad, comienza una relación con “La Suzuki”, la chica “fácil” del pueblo, y con “Anita”, una niña que vive en un hogar violento que la obliga a una vida dura. El improvisado trío emprende una aventura en la que el anhelo de formar una familia parece estar cerca pero, en la que parece ser la recta final de la historia, Guillermo Pfening interrumpe la ficción como director pero también como hermano ofreciéndole a Caíto la posibilidad de decidir cómo quiere que termine la película que retrata su vida.