Las proyecciones para la prensa son un buen indicio del interés que determinadas películas (o sagas, o universos) despiertan a priori en los medios. Uno ya sabe que si se trata de una producción de Marvel la función estará abarrotada; y si se trata de un film de DC la asistencia será igualmente masiva, aunque un poco menor. Me sorprendió al ingresar a las 10.57 de la mañana encontrarme con que la enorme sala 4 del Cinemark Palermo estaba prácticamente vacía (apenas una veintena de acreditados). Es probable que el tradicional juego de rol creado hace casi medio siglo no tenga muchos cultores entre las nuevas generaciones de periodistas (los veteranos somos cada vez menos en las “privadas”), pero así y todo la penosa convocatoria resultó una rareza. Y también una injusticia.
Es que Calabozos & Dragones: Honor entre ladrones es una buena (por momentos muy buena) película. El film de la ascendente dupla integrada por Jonathan Goldstein y John Francis Daley quizás no tenga aspectos que la conviertan en una propuesta particularmente renovadora, pero en su acumulación, su mixtura, su apuesta por el collage y el mashup combina con muchos más aciertos que carencias elementos propios del cine de acción, de aventuras y de fantasía.
El guion firmado por los propios realizadores junto a Michael Gillio propone una mezcla entre la comedia de enredos (hay buenos gags físicos y diálogos filosos) y una épica a- la-El señor de los anilos con un imponente despliegue de efectos visuales (el presupuesto superó los 150 millones de dólares) para crear castillos, prisiones, coliseos, concebir gigantescas y exóticas criaturas, y exponer en toda su dimensión los efectos de distintos poderes mágicos. Y, claro, regalar múltiples referencias y guiños para los fans de D&D.
Chris Pine interpreta a Edgin Darvis, integrante de una suerte de logia secreta, que es parte espía, parte estafador, parte ladrón, parte héroe, parte antihéroe. Desde la escena inicial lo encontramos en una cárcel de máxima seguridad junto a Holga (Michelle Rodriguez), una ruda guerrera de pocas pulgas pero en el fondo de buen corazón. A Darvis le han asesinado a su esposa, mientras que su hija Kira (Chloe Coleman) termina siendo cooptada por Forge Fitzwilliam (un Hugh Grant que evidentemente ha disfrutado en cada plano de ser el villano de turno) y la poderosa y despiadada maga roja Sofina (Daisy Head).
Lo que Calabozos & Dragones: Honor entre ladrones narra, en definitiva, es el camino de los héroes (aunque ellos sean imperfectos y carguen con múltiples carencias): a Darvis y Holga se les sumarán Simon (Justice Smith), un inseguro y bastante patético hechicero; la druida Doric (Sophia Lillis) y ocasionalmente Xenk (Regé-Jean Page), un caballero más tradicional y formal.
Calabozos & Dragones: Honor entre ladrones es una película felizmente anómala porque logra combinar un espíritu nostálgico con una parafernalia tecnológica de última generación puesta al servicio del relato y un desenfado que contrasta con la solemnidad predominante en este tipo de tanques. Sí, por momentos las más de dos horas de relato resultan un poco derivativas y extensas, pero hay en Goldstein y Daley un espíritu lúdico y un amor genuino por los géneros que contagian y son las claves del disfrute.