Calabria

Crítica de Sergio Del Zotto - Visión del cine

Pierre-François Sauter, documentalista suizo, propone en Calabria una road movie funeraria.
La travesía, en un coche fúnebre, de dos inmigrantes o, mejor dicho, tres. Sucede que uno está muerto y viaja en un cajón. Es un italiano que vivía en Suiza. Los otros dos son un músico serbio y un culto portugués, ambos empleados de una empresa funeraria ubicada en Lausana. De allí partirán rumbo a Gasperina, Calabria, para dar sepultura al italiano.

Sensible, con mínimas dosis de humor y a veces excesivo acartonamiento, Calabria se propone ser una reflexión y metáfora del desarraigo, de los cruces migratorios y de la variedad de comportamientos de los distintos grupos culturales que conforman Europa.

Calabria es una mezcla entre documental puro con mínimos elementos de ficción porque, en definitiva, algún que otro elemento se debe haber agregado para provocar alguna situación que diera pie a los diálogos. No demasiados, ya que por momentos la película parece empantanarse en uno de los protagonistas (el músico serbio, a todas luces el más histriónico de los dos) mientras que el portugués es el que cita a grandes poetas portugueses y el más enigmático y escéptico. Atravesando túneles y autopistas, los dos personajes tendrán diálogos amables, intentarán sacar fotos sin detener el auto, se contarán problemas familiares, uno recitará, otro cantará en varios momentos. Y así discurrirá el tiempo, a veces con algunas pretensiones de trascendencia que no serán reveladoras.

La cámara se sitúa fija en los rostros de los que ocupan los asientos de adelante, por lo cual, tanto los paisajes como algún que otro diálogo suceden fuera de campo. En otros momentos es el cajón y el vidrio posterior del coche fúnebre lo que ocupa la pantalla.