Un hombre solitario que vive en Nueva York se enfrenta a la frustración de sus sueños rotos y desata sus tendencias psicópatas y violentas. De eso se trata Callback, al igual que muchas otras películas. Pero no es la base de una historia lo que hace a una película atractiva sino cómo la desarrolla.
En el film de Carles Torras, el personaje central es un inmigrante latinoamericano, fiel evangelista, que quiere ser actor, trabaja en una empresa de mudanzas y le alquila un cuarto de su departamento a una chica, a la cual espía mediante cámaras en su cuarto. El protagonista -interpretado por el coguionista Martín Bacigalupo- es desagradable y sus acciones, criminales. No hay una construcción del personaje que genere interés y resulta difícil encontrar un buen motivo para querer conocer la historia de este hombre. Hay algún trasfondo sobre la futilidad del sueño americano pero no es nada que no haya sido contado antes con narrativas y estéticas más fascinantes.