El mensaje en movimiento
Hay algo saludable en Maktub, que aquí inexplicablemente se llamó Cambio de planes: narrativamente es llana y previsible, hay giros y cruces entre personajes que resultan manejados de una forma tosca y hay hasta algún desliz donde la dirección de fotografía pierde la continuidad de la escena. Pero, llamativamente, y rompiendo algunas expectativas, es una película bastante mejor que varias de las cintas lacrimógenas con mensaje que invaden el horario vespertino. La clave está en los climas que genera, en la construcción de sus personajes y las actuaciones.
Hablamos de climas porque, a pesar de ser una comedia dramática, no manipula de forma alevosa al espectador. Es una película que encuentra en el tono cálido y la necesidad de mantener el optimismo cierta fluidez que reniega del golpe bajo, naturalizando formalmente el eje de la propuesta: la aceptación y la superación de los obstáculos que se nos presentan, antes que la marca o el peso de un mensaje que provoque el llanto con imágenes. Por tal razón las imágenes fluyen para que el mensaje no sea durante -es decir, mientras vemos la película- sino a posteriori -después-.
Otros factores que mencionábamos eran los personajes pintorescos y las buenas actuaciones. Estamos hablando de una comedia que tiene momentos densos y dramáticos: los cambios de registros son bruscos y Diego Peretti, Aitana Sánchez Gijón y Goya Toledo se desenvuelven con naturalidad, evitando la sobreactuación. Mención aparte merece el debutante Andoni Hernández, que logra sobrellevar un personaje complejo y hacerlo creíble a lo largo de todo el film.
En definitiva Cambio de planes es una propuesta que encuentra, en su molde previsible, una serie de grises que la hacen una película optimista, entretenida y hasta (¿por qué no?) esperanzadora. Sugiero verla sin dejarse llevar por etiquetas como “película del cáncer” o “película navideña”. Es, sencillamente, un relato dramático con alguna cuestión pintoresca que lleva a la reflexión sin atosigar al espectador.