Sorpresas que da la vida
Manolo (Diego Peretti) es un hombre encerrado en los moldes que le plantea su trabajo en un banco y su función como jefe de una familia. Aislado de sus dos hijos y de su mujer, a quienes sólo trata con las mínimas formalidades como padre, el hombre vive rumiando su oscuro presente hasta que un día, un accidente menor le permite conocer a un preadolescente que sufre una enfermedad terminal y su vida y la del chico comienzan a imbricarse hasta crear grandes confluencias que no tienen explicación lógica. Sobre esa base el director Paco Arango construye una entretenida tragicomedia, aunque no consigue explotar al máximo las condiciones actorales de Peretti, que compone a un argentino que vive desde hace muchos años en España. Con el chico Andoni Hernández tiene mejor suerte y logra sacar mayor partido del joven actor que compone su difícil rol con gran efectividad. Quizá lo más flojo de la producción radique en el guión con el que se cometen dos pecados: es más extenso de lo necesario y toma demasiadas ideas de otros filmes. Sin embargo, el resultado no es malo y la película consigue sostenerse hasta el final. La historia ofrece, como mérito mayor, el rescate de algunas cosas buenas que suele regalar la vida y de las que pocos advierten su importancia hasta que se encuentran ante el peligro de perderlas.