También los malvados sufren
El film parte de una buena idea: esta vez los narcos son las víctimas. Canallas vinculados a la DEA, secuestran los familiares de leo narcos para pedir rescate. Saben que allí hay dinero disponible y que no pueden dar aviso a la policía. En ese submundo se mete Matt (Liam Neeson), un ex policía que necesita pagarle viejas cuentas a una conciencia desolada. Y allí se planteará una batalla entre marginales que gira sobre la idea de la redención y la venganza. El final, alargado, medio absurdo y demasiado “humanizado”, le resta puntos a este buen thriller. Pero lo mismo, vale: hay clima, hay escenas de acción bien jugadas, tiene suspenso y otra gran labor de Neeson que, a diferencia de otros justicieros, pone su cara dolorida al servicio de un ex poli al que no le queda otro que volver al barro para poder limpiarse.