En el submundo
Caminando entre las tumbas (A Walk Among the Tombstones, 2014) es un policial sórdido, de esos que no ponen el foco en las vueltas de tuerca de la trama, sino en la densidad y oscuridad de los hechos relatados. Demás está decir que la inigualable figura de Liam Neeson como un policía redimido le calza como anillo al dedo a la historia.
La película comienza con una brutal secuencia de acción que rara vez se reitere: Matt Scudder (Liam Neeson) está en servicio completamente alcoholizado. Unos delincuentes asesinan al cantinero de un bar donde Matt se encuentra bebiendo y los persigue hasta acribillarlos a plena luz del día. Los hechos transcurren en el año 1991 y Matt pierde su placa. En 1999, presente del relato, sobrevive como detective privado y es contactado por un narcotraficante para conseguir al culpable del siniestro asesinato de la esposa del mismo.
Así, entre drogadictos y asesinos, ocurrirá esta historia escrita y dirigida por Scott Frank basada en la novela de Lawrence Block. El aire de policial negro con ciudad claustrofóbica, corrupta y personajes llenos de matices, deambula la trama. Pero para que haya un héroe en tal universo tiene que haber un daño superior, sin ningún tipo de código ni reparo: es el brutal asesinato de mujeres de narcotraficantes, con violación y tortura incluida. Tal aberración que sumerge a los asesinos en la peor clase de conducta humana, es la que obliga a Matt Scudder, el personaje de Liam Neeson, a tomar cartas en el asunto.
Caminando entre tumbas se plantea como un viaje de descenso a los infiernos (su título lo indica) con personajes ya condenados que tienen su última oportunidad de redimirse. En ese aspecto el film circula por los mismos caminos de 8mm (1999), El silencio de los inocentes (The Silence of the Lambs, 1991) o Pecados Capitales (Seven, 1995), por citar algunas, aunque sin estar a la altura de tales películas. Pero la idea es la mimas, bajo la estructura tradicional del policial se esconde la densidad de conductas humanas inimaginables. Lo que comienza como un policial, deja de lado la lógica deductiva para entrar en el terreno de lo incomprensible.
Desde ese lugar Caminando entre las tumbas funciona. Tal vez en el momento de realizar un discurso determinado sobre los hechos, abandona la idea para centrarse en el personaje principal. Y justo ahí donde la película podría haberse derrumbado completamente, aparece la soberbia actuación de su protagonista Liam Neeson, que demuestra ser el indicado para entrar en semejantes escenarios a fuerza de puños.