Fallida ópera prima.
El debut de Russell Crowe como director de un largometraje no es de lo más auspicioso, a pesar del buen recibimiento que la película está teniendo por parte de un sector de la crítica. Lo cierto es que The water diviner no es un desastre colosal, pero es una propuesta fallida en múltiples aspectos.
Si tuviera que definirla con apenas un adjetivo, diría que The water diviner es despareja. Cinematográficamente, por ejemplo, es un filme que la mayoría del tiempo se ajusta a muy buenos estándares de dirección, pero por momentos exhibe escenas toscas e inverosímiles. Hay grandes contrastes cualitativos a lo largo de la cinta, que se las ingenia para mezclar lo bueno y lo no tan bueno del cine en un mismo proyecto. Es inusual encontrar una película que puede sorprender con fotografía impactante y a la vez presenta los títulos con tipografía digna de un youtuber adolescente... y poco talentoso.
Pero más allá de los conflictos técnicos que pueda evidenciar la propuesta, el mayor problema de The water diviner se encuentra en su veta narrativa. Russell Crowe da inicio al relato de modo eficiente, enfocándose en un argumento sólido e interesante, pero a medida que corre la cinta la trama se fragmenta y pierde el norte. Promediando la historia, sinceramente ya no se sabe cuáles son las verdaderas intenciones del filme, porque lo que comienza como la dramática búsqueda de un padre por recuperar los restos de sus hijos, termina degenerándose en un cambalache de géneros que van desde la acción hasta el romance.
Hay destellos de buen cine en el intento de Russell Crowe por dirigir, pero no puede decirse que The water diviner sea una buena película. Quizás el tiempo le permita volcar su talento actoral a la realización integral de un filme, pero ésta, su ópera prima, carece de lo necesario para convencer a la audiencia.