Francisco Varone es el director y guionista de “Camino a La Paz”, road movie intimista, su ópera prima, una coproducción entre Argentina, Suiza, Holanda y Alemania.
Road movie es la narración fílmica de una historia a través de un viaje, y todo viaje es un camino de búsqueda y madurez, en este caso apropiadamente realizado. Y como ópera prima marca el inicio del realizador en la cinematografía, en éste caso un largometraje. Si cada proyecto implica un desafío para cualquier director con experiencia, para el primerizo significa enfrentase a un reto mayor aún por comenzar el complejo camino de un cineasta.
Dice Francisco Varone que la idea “nació durante la época de la crisis, en el 2001. Tuve la idea de alguien que pedía un remis para hacer un viaje largo. Al mismo tiempo tenía en mente a un chico joven que no tenía trabajo y terminaba, de casualidad, siendo remisero. Hice talleres de guión y pude trabajar estas dos semillas… El financiamiento siempre es la parte más difícil de conseguir, pero en el 2010 gane el concurso Opera Prima del INCAA. Ese fue el primer empujón. Luego salió un fondo de ayuda de Suiza, y teniendo el sí de Rodrigo pude salir a ofrecer la película. Para ese entonces Juan Taratuto quería ser coproductor y hace un año se sumó Gema Suarez Allen, quien ha producido documentales y tiene experiencia en financiamiento y festivales. Con ella conseguimos apoyo de Holanda y Alemania.”
El equipo de filmación estuvo integrado por 23 personas y el rodaje tuvo locaciones argentinas de Buenos Aires, Pergamino, La Falda, Rosario de la Frontera, Córdoba, Jujuy, Salta y La Quiaca, y en Bolivia, en Villazon, Potosí y La Paz. El resultado es el haber logrado transmitir lo que es un viaje, con sus momentos álgidos y de calma, las diferencias entre los protagonistas y los encuentros que se producen durante el viaje.
El proyectó tuvo dos goles a favor al inicio mismo de la filmación: el primero, haber logrado reunir a Sebastián (Rodrigo de la Serna), un joven recién casado, fanático de Vox Dei, quien motivado por una necesidad económica empieza a trabajar de remisero con su Peugeot 505, con Khalil (Ernesto Suárez), un anciano poco comunicativo, un pensador sufí, octogenario, cuyo último deseo es llegar a La Paz a encontrarse con su hermano. Suárez resulta ser una verdadera revelación para el cine en su primera película, pero con mucha experiencia en el espectáculo pues acaba de cumplir 50 años con el teatro, y por si fuera poco es de Mendoza, por lo tanto desconocido para el resto del país, y a decir verdad, después de ver la película sólo él podía interpretar a ese personaje.
Es casi un lujo lo que aportan los dos actores al cargar sobre sus espaldas toda la obra llevándola a buen puerto, con momentos emotivos bien logrados, con verosimilitud y naturalidad para traducir la vida misma poniendo a prueba la relación entre ellos llegando a transmitir una relación de padre-hijo superando las diferencia culturales y generacionales, a quienes la convivencia hace que se conozcan y se respeten como seres humanos, algo que el realizador va acentuando a lo largo de la narración, apoyado en un elenco que secunda a los protagonistas sin desentonar para nada.
La música es otro punto aparte, ya dijimos que Sebastián es fana de Vox Dei y que Khalil no logra entenderla, por lo tanto decide escuchar música de él, la cual es inentendible para Sebastián, generando naturales tira y afloja para alcanzar la aceptación mutua.
Según el realizador “es una película muy musical, lo cual es difícil porque sale mucha plata. La mayoría de esas canciones ya existen, porque la ruta es algo que va de la mano con la música. Uno piensa en un viaje y de inmediato piensa en la música”.
La fotografía de Christian Cottet es muy efectiva, bien lograda, porque va describiendo paisajes sin caer en guía turística, sino enmarcado adecuadamente la sucesión en la acción narrativa. , al tiempo de y nos va mostrando los lugares del viaje, sin caer en una guía turística.
En resumidas cuentas, una interesante y bien lograda producción, que logra dejar bien colocado a su realizador para verlo en obras posteriores y un gran descubrimiento para el cine, Ernesto Suarez.
Estimo que no debe dejar de verla, y más aún, recordarla ya que estamos iniciando un año y seguramente al llegvar a diciembre lse ubicará entre las buenas realizaciones argentinas.