Camino a la paz es de esos films nacionales que uno desearía que pudiesen contar con un mayor aparato de publicidad para que pueda llegar a más gente porque sería una verdadera pena que se la pierdan.
La historia es entrañable, inspiradora y reconfortante en cierto punto. Hace que uno piense en sus seres queridos y los valores que tenemos.
Que un film cause eso es muchísimo y habla muy bien de la obra como un todo.
Si bien la historia es simple y ya la hemos visto en road movies similares (dos personas opuestas comparten un viaje y terminan formando un gran vínculo) poco importa porque la emoción opaca al resto.
Algo muy importante para remarcar es el nivel de producción, dado a que filmar una película en tantas locaciones diferentes, inclusive otros países, no es nada sencillo.
Estos escenarios naturales se convierten en un protagonista más y uno fundamental para contar la historia que viven los personajes de Rodrigo De la Serna y Ernesto Suarez. Ambos geniales en cada aspecto y detalle. Dos verdaderos actores con todas las letras, de esos que da placer ver.
El director Francisco Varone le saca lo mejor a cada uno a través de muy bellos planos y fotografía en su ópera prima.
Otro aspecto para destacar es el lugar y la importancia del Islam en el film. Se ha hecho muy poco en el cine argentino con esta religión, algo que Camino a la paz corrige muy bien enseñándonos como es en verdad y con personas auténticas en lugar de la mala información (muchas veces adrede) que viene de películas de Hollywood sobre este credo tan importante en el mundo.
Por todo esto puedo decir que nos encontramos ante un estreno nacional que te emociona de verdad, vayan a verla.