Camino a la paz es una roadmovie escrita y dirigida por Francisco Varone. Los protagonistas son bien diferentes: uno es Sebastián, el marido desempleado, interpretado por el reconocido Rodrigo De la Serna; el otro es Jalil, un musulmán anciano llevado a cabo por el profesor de teatro mendocino en su debut en cine, Ernesto Suárez.
Sebastián vive junto a su esposa (Elisa Carricajo), encargada de mantener la casa económicamente gracias a su trabajo. En aras de crecimiento personal y, a disgusto de su mujer, él consigue empleo como remisero privado. Cierto día, y por casualidad, Sebastián se topa con Jalil, un anciano musulmán que le hace una propuesta difícil de rechazar: un viaje a La Paz, Bolivia,a cambio de mucho dinero.
Camino a La Paz avanza durante 80 de sus 92 minutos gracias al dúo protagónico Sebastián-Jalil. El joven Varone maneja el género con cuidado y equilibra a la comedia y al drama de una forma tan sutil que logra un resultado muy armonioso. Ayudado por silencios y la utilización de escenas dramáticas en el momento justo, aborda temas pesados como lo son la religión y la muerte sin caer en golpes bajos. De la Serna y Suárez, uno ya conocido por la versatilidad de sus interpretaciones y el otro toda una revelación, consiguensin dificultad la empatía del público.
Hay situaciones que cumplen, en parte, con los cliché de las roadmovies (películas de carretera). Hay otras que no. Esas que no lo hacen alimentan al relato diferenciándolo del resto y apuntan al descubrimiento de una religión que para muchos es desconocida.El tono de comedia le cae bien a los dos personajes y no es excesivo. Eso es obra y maniobra de un Varone que promete.
El director consigue, a través de un auto, dos tipos y Vox Dei, un viaje místico. Logra dejar su mensaje en el espectador luego de que este haya transitado momentos divertidos y dramáticos llevados adelante por un dúo protagónico más que logrado y por un montaje que sabe manejar los tiempos. Camino a la paz parece, a simple vista, una película sencilla, pero eso es difícil cuando la religión y la muerte están en juego.