Esta es la opera prima de Juan Pablo Kolodziej, la protagonista es Mia Siero (Juana Viale), una ex atleta olímpica destituida de una competencia internacional por consumo de drogas no permitidas, a partir de ese momento se alejó de todo, familia, pueblo y amigos.
Ahora vive una relación violenta con su pareja, su marido Bruno (Antonio Birabent) uno de los problemas es que ella no pude tener hijos. Un día recibe un llamado en el que le informan que su padre Eduardo Siero (Hugo Arana) está muy grave y necesita un trasplante de riñón, a partir de esto viaja a su ciudad natal a enfrentar su pasado. Vemos como Mía revive sus frustraciones, salen a la luz distintos malestares, todo su reencuentro con el pasado y con su primer amor Diego (Javier Drolas, “Gilda, no me arrepiento de este amor”).
Todo se encuentra envuelto en un drama familiar que se va mezclando con una trama policial, donde habla de los vínculos familiares, de las pérdidas, de la adopción, el maltrato, la corrupción, las situaciones no resueltas, las segundas oportunidades y la posibilidad de volver a empezar una nueva vida. Filmada en Villa La Angostura, en locaciones de gran belleza, con ciertos silencios que esconden distintos sentimientos y la buena música de Fito Páez que con sus acordes es un protagonista más, aunque te anticipa lo que va a suceder.
Cuenta con buenas actuaciones Arturo Puig es el villano; Geraldine Chaplin compone un personaje oscuro y otras inconsistentes. Uno de los problemas que tiene son sus diálogos poco creíbles, al igual que algunas situaciones, toca temas interesantes pero no están del todo explotados, hechos que quedan sugeridos, ante un ritmo irregular por momentos se hace aburrida y levanta los últimos treinta minutos de la cinta.