Sobre la idiosincrasia argentina
Uno de los problemas más dificultosos de resolver en torno al establecimiento de regímenes dictatoriales es la forma en que la instrucción del terror y el miedo se pronuncian con el silencio y el consenso pasivo o activo para llevar adelante y sostener a ese tipo de poder autoritario. E incide especialmente el rol que los medios de comunicación juegan al respecto, tanto en el momento del golpe como en los años siguientes.
La denuncia de la “campaña antiargentina” fue desarrollada especialmente durante todo el año 1978 por el gobierno militar y los medios de comunicación cumplieron un papel fundamental: fue una estrategia publicitaria que la dictadura cívico-militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional de la Argentina llevó a cabo antes y durante la celebración del Mundial de Fútbol de ese año como respuesta a las denuncias por las sistemáticas y masivas violaciones a los Derechos Humanos del régimen represivo que distintos colectivos acometieron aprovechando la mediatización del fútbol.
Con algunos puntos en relación a esta temática, llega a los cines Campaña Antiargentina, una comedia dirigida por Alejandro Parysow (leé ACÁ nuestra entrevista al director) y seleccionada en el 44º Festival de Cine de Gramado, ganadora del concurso "Óperas Primas" del INCAA en el 2010 y selección Work in Progress en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Leo J, actor y cantante, recibe de herencia una casa antigua. En ella, revolviendo entre viejos trastos encuentra documentos referentes a una extraña “campaña antiargentina” llevada adelante desde los rudimentos mismos de la Nación Argentina por un grupo masónico conocido como la Logia Cisneros. Tal persistente conspiración fue desencadenando una serie de dramáticos eventos que involucraron a renombrados personajes y grandes ídolos populares. Al involucrarse, Leo J sufre entonces en carne propia las consecuencias de dicho complot.
Con testimonios desopilantes de Adrián Suar y Andy Kusnetzoff, esta comedia ácida de atmósfera conspiro-paranoica, intercala materiales de archivo con escenas de ficción, para acercar figuras tan disímiles como Carlos Gardel y Diego Armando Maradona. Una obra peculiar y con notables apuntes sobre la idiosincrasia argentina y sus eternas contradicciones.
Párrafo aparte para la gran actuación de Juan Gil Navarro, quien incluso llega a reírse de él mismo y pasa por muchos estados durante toda la película, la cual abunda mucho en lo absurdo pero también replantearnos en cómo nos comportamos como sociedad y hasta qué punto llegamos a creer o no en todo lo que nos cuentan y quieren hacer creer.