Cáncer de máquina

Crítica de Matias Seoane - Alta Peli

En el municipio de Villarino al sur de la provincia de Buenos Aires, familias enteras dependen del trabajo en la salina. Cáncer de Máquina los observa en sus distintos puestos vinculados a la empresa y se desvía para mostrar la vida alejada del ruido de la ciudad.

Sal de la tierra

En el municipio de Villarino, justo en el borde entre la Patagonia y la pampa húmeda, la industria de la sal supo ser el motor de la economía en los tiempos en que sus empleados conformaban un pueblo junto a la salina. Disminuida y cada vez menos rentable para sus trabajadores, la actividad sigue siendo el sostén de muchas familias que se ocupan en los distintos puntos del proceso de la extracción, el embolsado y el transporte.

Hay varias formas dentro del género documental y Cáncer de Máquina se encuentra entre los que se limitan a observar casi sin intervenir ni explicar. El trabajo en la salina es una excusa para mostrar todo lo que ocurre a su alrededor, siempre más interesados en la vida de las personas que en la actividad misma. Para eso entrevista pobladores en variados niveles de aislamiento y escasez, desde el oficinista que extraña la ópera en la ciudad hasta el trabajador que aunque su familia se fue al pueblo él prefiere quedarse en el monte con su escopeta que ir al supermercado, porque es la vida que conoció desde la infancia y no tiene ningún interés en cambiarla.

Masticando silencio
Sin una palabra, Cáncer de Máquina comienza mostrando el entorno del pueblo y la salina, para seguir luego pasar a una secuencia bastante musical enfocada al trabajo de los extractores y sus máquinas en la laguna. Esta larga secuencia inicial es un buen reflejo de lo que continuará: una mezcla de planos visualmente bien logrados, con una interesante y climática musicalización intercalados entre otras escenas innecesariamente largas que no aportan nada una vez que la primera ya dejó establecida la inmensa soledad de este desierto bonaerense. Algo similar se le aplica a las historias porque como suele ocurrir, el atractivo de una entrevista depende mucho del personaje retratado y como relata sus experiencias, algo que no tiene mucha continuidad ni estabilidad. Hasta el entrevistado mas interesante, capaz de dar de forma atractiva una perspectiva única de su vida, se despide con una larga escena nocturna donde no se ve nada de lo que pretende mostrar y que hasta se sospecha montada de forma inverosímil. Con las historias y las imágenes se asoma a varios temas potencialmente interesantes que no desarrolla ni profundiza, dejando insinuada la propuesta de una vida diferente a la urbana y la crítica a un sistema de explotación de trabajadores que dejan su salud y años de su vida al servicio de una empresa, perosin llegar a volverla algo realmente tangible

Conclusión
Cáncer de Máquina es un documental desparejo que no parece tener del todo claro sobre qué hablar. Aunque tiene unos cuantos fragmentos muy logrados visualmente y algunas entrevistas son interesantes, otras tienen muy poca sustancia y las secuencias de relleno innecesariamente largas no ayudan a mantener un ritmo atractivo.