Testimonio de una Argentina desconocida
El título de este documental filmado en el partido de Villarino, provincia de Buenos Aires, predispone a ver alguna nueva y necesaria denuncia sobre enfermedades laborales. Pero el cáncer al que aquí se alude es un modo figurado de referirse a la erosión que sufren las máquinas cuando pretenden enfrentar a la naturaleza en las Salinas Chicas. Advierten los camioneros sobre el cuidado que deben tener, y la poca ganancia que se llevan. Hace mucho, al terminar la zafra de sal, la empresa entregaba un camión nuevo. Explica más tarde un ingeniero químico, gerente industrial del establecimiento, las razones por las cuales hoy los obreros viven en el pueblo vecino, y la colonia junto a la salina quedó hecha tapera.
Pero esas exposiciones duran menos de cuatro minutos cada una. El resto del documental se aplica hábilmente a mostrar la hermosura del paisaje salar, tan blanco y variado, la fascinante invasión de camiones, cosecheras y otras máquinas, y hasta los diversos invertebrados que ahí viven, donde cualquiera pensaría que no puede haber vida alguna.
Tampoco puede alguna gente de ciudad pensar que ahí, cerca de "esa nada", hay gente que no quiere irse por nada. "Nadie me puede decir cómo se extraña el paisaje", dice un tractorista obligado a jubilarse, poeta popular de versos sencillos y hondos.
Similares sentimientos muestran un cazador de la zona, un peón bolsero, una joven madre, el propio gerente. No son muchos. Médanos es la población más cercana (ajos, vino, turismo termal, pocos habitantes). A la fiesta del pueblo va un matrimonio con sus dos hijitos. El chico es abanderado, la nena es única escolta, la maestra los acompaña divertida. Es que son los dos únicos alumnos que tiene la escuelita rural de Salinas Chicas.
Testimonio de una Argentina profunda. Es bueno que películas así se filmen y que se difundan como corresponde. Autores, Alejandro Cohen Arazi (también fotografía y parte del montaje) y José Binetti (también autor de la música).