Cantando las emociones
Canciones de amor, como su nombre nos anticipa, es una película musical del director y guionista francés Christophe Honoré que llega a nuestro país cuatro años después de su estreno mundial. Pero, contra toda expectativa, no se trata del típico musical con cantantes y bailarines profesionales, sino de una película en la cual los actores en determinados momentos se ponen a cantar sus emociones, obviamente con un fondo instrumental acompañando, y lo hacen de una manera casi natural: con voces simples y sin demasiada técnica vocal, sumándoles coreografías que casi cualquier mortal sin estudios de danza podría hacer. Para darle aún mayor cotidianeidad a dichas secuencias, las canciones se entremezclan con los ruidos de los autos y de la ciudad circunstante.
Este último será un elemento significativo a lo largo de la historia, ya que se sitúa en una París que difiere de la visión del turista a la que nos tienen acostumbrados muchas películas, con recorridos por lugares famosos y monumentos. En este caso, llega a nuestros ojos su vida urbana en uno de sus barrios, las personas que lo habitan y trabajan allí.
Como hemos anticipado, la historia que se cuenta contiene una cierta cotidianeidad, dada por el modo en que es narrada, a pesar de centrarse en una relación poco habitual entre dos mujeres y un hombre, que comparten techo y cama. Los vínculos son mostrados con una gran apertura, sin emitir demasiados juicios sobre estos, evitando estereotipar tanto personajes como situaciones. Hasta el día a día contiene elementos insólitos que irrumpen en las rutinas, como las imitaciones de estados de ánimo que hace Ismaël (Louis Garrel) durante un almuerzo con la familia de su novia Julie (Ludivine Sagnier).
Cabe mencionar además que el film rinde homenaje al movimiento cinematográfico francés Nouvelle Vague mediante la utilización de carteles que interactúan con los pensamientos de los personajes y, además, con la inclusión de imágenes de algunas de estas películas, como los famosos Champs Elysee de París en la cual la actriz Jean Seberg vendía el diario New York Herald Tribune en la película de Jean Luc Godard Sin aliento.
En fin, con Canciones de amor estamos ante una película romántica pero que se sale de lo habitual, a partir de más de una vuelta de tuerca inesperada en el desarrollo de la historia. Las actuaciones son también muy buenas y no debe dejarse de lado la presencia de la cantante y actriz Chiara Mastroianni, hija de los grandes Marcello Mastroianni y Catherine Deneuve. Realmente valió la pena esperar unos años para poder verla estrenada en los cines argentinos, aunque esperamos que las próximas películas de Honoré tarden menos.