Nia DaCosta es la encargada de dirigir ésta secuela del clásico de terror basado en la historia corta "Lo prohibido", del aclamado autor británico Clive Barker.
DaCosta nos entrega un cambio de perspectiva, en esta ocasión podemos revivir la leyenda desde el punto de vista de Anthony (Yahya Abdul-Mateen II) un talentoso pintor estancado en su carrera, que encuentra inspiración en la historia de Sherman Fields, un sujeto injustamente acusado y brutalmente asesinado por la policía.
La composición técnica de la película es impecable, desde el montaje hasta las animaciones que nos ayudan a comprender la historia, todo es detallado y estéticamente pulido.
A medida que el relato avanza, nos enfrentamos a algo mucho más profundo que una película de terror, la directora nos plantea una trama dónde abunda el abuso racial, la gentrificacion y la opresión sistemática.
Yahya Abdul-Mateen II entrega una interpretación sobresaliente, logrando que el espectador empatice de inmediato y este pendiente en todo momento de la historia. El resto del elenco cumple su función de una manera correcta a pesar de la pobre elaboración de algunos personajes.
Candyman tiene sustos y asesinatos, pero su construcción logra que la brutalidad policial nos resulte más aterradora que el villano (interpretado nuevamente por el reconocido Tony Todd).
Si bien la trama se presenta de una manera sencilla, es recomendable visualizar la entrega original para disfrutar más ésta secuela.