Soy mucho mejor que vos
Enmarcada dentro de la tradición de cine popular y familiar que inunda las salas cinematográficas durante el receso invernal, Cantantes en guerra (2017), dirigida por Fabián Forte y protagonizada por la misma dupla de Socios por accidente (2014), recupera el humor para reflexionar, de manera sorpresiva, sobre la construcción de la fama.
Ricardo y Miguel (José María Listorti y Pedro Alfonso, respectivamente), dos amigos de la adolescencia ven como el pacto que tenían sobre su relación se pone a prueba tras audicionar con un reconocido productor musical (Osvaldo Santoro) que termina decidiéndose por lanzar al estrellato sólo a uno de ellos, Ricardo (Listorti). Años después, y tras un accidente de automóvil, los amigos vuelven a encontrarse, uno con las expectativas intactas por triunfar y el otro, cansado de las luces del escenario y flashes, planea una estrategia en conjunto para potenciar algunos resultados que no está logrando. Pero mientras Miguel (Alfonso) se deslumbra por los instantáneos y fugaces destellos del éxito, Ricardo ya en decadencia, y con sólo un hit que lo posicionó en la cima, reconoce en su amigo de la juventud la posibilidad de poder, de alguna manera, recomponer su carrera.
Acompañándolo a un show en el interior, Miguel termina siendo convocado por el productor (Santoro) para lanzarse en solitario como cantante de reguetón, y en esa decisión es en donde Cantantes en guerra se despega de la tradicional línea narrativa que venía desandando para profundizar, curiosamente, en la fama efímera, la construcción de las estrellas, el mundo descarnado y caníbal de la televisión y la música.
Miguel ahora es Miguell’o, una estrella que hace delirar a las fanáticas con canciones simples y con efectos de voz y sonido, que lo alejan de sus ideales y también de su familia, porque claro, una de las condiciones para poder triunfar y ser popular en el caso de los solistas es ser “soltero”, así que el cantante ve cómo de a poco sus decisiones lo ponen en un lugar completamente diferente al que quería estar.
En otras oportunidades el cine ha llevado a la pantalla este duelo entre amigos o dúos que terminan mal, como por ejemplo en Muertos de risa (1999), de Alex de la Iglesia, pero aquí lo que refuerza su cuento es la mirada particular que se pone en la televisión como impulsor meteórico de estos fenómenos.
El guion, escrito por los mismos de La última fiesta (2016), subraya con trazos gruesos y estereotipos, los contrastes entre los protagonistas, pero prefiere por momentos, iluminar participaciones secundarias que potencian aquel planteo sobre la fama y sus consecuencias. Así desfilarán Dady Brieva, Miguel Ángel Rodriguez o Diego Reinhold (en plan host sanguinario de televisión) que se suman a la dupla protagónica y a Jonathan (Facundo Gambandé), el asistente de Ricardo, para reforzar la trama simple que se cuenta.
Cantantes en guerra no pretende más que entretener, con algunas ideas sobre la amistad, la familia, el trabajo, el éxito, y la venganza, que se ubica sobre la media de los productos comerciales y vacíos. Pero su fuerte arraigue televisivo, desde la decisión de algunos planos y cierto humor simil “Café Fashion”, resienten algunos logros que podrían haber destacado el resultado final y ubicarla en otro lugar.